La peregrinidad silvestre de luis de lión


Eynard_ Perfil Casi literal

La peregrinidad de los poemas de luis de lión se reflejan en las palabras de francisco morales santos cuando dice que estos, poemas claro, son «otro tipo de siembra de su tierra alimentada por las nubes» de su aldea que lleva el nombre de san juan y el apellido de del obispo y que es ese niño que «vive en los brazos del volcán de agua» y que «apenas empieza a ser adulto». (Aunque a veces creo que el futuro de estos pequeños pueblos, que ya no son tan pequeños en este preciso momento, empiezan algo así como una fase terminal de enfermedad que terminará en su consecuente destrucción).

Estos poemas del volcán de agua comparten la visión del mundo juguetona y silvestre, aunque también triste y, quizás, desesperanzada de los poemas de humberto ak’abal. Con esto podría mencionar que sus metáforas, sus imágenes y su lenguaje como tal aunado con ese pensamiento particular proveniente de la niñez de las nubes, el sol y el cielo verde de barrilete azul en donde el verdadero y gran rey es aquel que conocía el arte milenario y secreto de  «hacer trompos» y los cipreses son soldados derrotados u hombres enfermos o esclavos encadenados o poetas decadentes, etc., al mismo tiempo que recuerda y rememora y plasma su realidad pasada que es la misma realidad de hace 500 años y la realidad de tantas personas que viven bajo el yugo de la esclavitud en un mundo en donde son dueños de nada: «el niño es un esclavo, / lleva en la frente / la huella del mecapal / como una marca de ganado».

En fin, a lo primero mucha gente se ha referido para mencionar y «etiquetar», seguramente con buenas intenciones para entender la realidad del asunto que parece sueño, pero teniendo en cuenta que sabemos que toda etiqueta viene a categorizar y encerrar en un cuarto oscuro a la palabra poética que no parece sino que es sueño… Decía que muchos han mencionado que esta forma particular de escritura y de visión y de juego de luis de lión es «lúdica». Y sí, esa palabrita tan pedagógica y tan de moda en estos últimos años en donde nos referimos a la educación como juego para que no sea esa carga aburrida, obsoleta y repelente de los años de la caverna más horrorosa… Pues bien, francisco morales santos como mario roberto morales o carlos rené garcía escobar y todos aquellos que lo conocieron coinciden en que si luis de lión escuchara todo lo que se dice de su obra y, tal vez más que todo sobre esta característica tan lúdica de ella, lo primero que haría sería prorrumpir en una carcajada que se escucharía más allá de las faldas del volcán de agua. El poema de los versos citados se llama poema a mi niño y, aquí también se presencia el detalle del que hablamos como el detalle que faltaba: «el niño es un poeta, / lleva en su lengua / cientos de palabras para nombrar las cosas: / (…) / al barranco: cajón de marimba; / a los pájaros: aviones; / a los insectos: chompipes, vaquitas, etc.», etc.

Luis de lión es como su pueblo que es ese niño del que hablé en el primer párrafo y  que en el lado más oscuro de la vida «siembra de todo para cosechar de todo, / pero más siembra esperanza y cosecha desconsuelo» y también es como el viento que fue primero en El tiempo… en donde «llegó jugando, brincando por todas partes» y «tardó eso y se fue (…) porque no era viento. era un animal con forma de viento. o una gente con forma de animal». En el lado oscuro y real de la vida y del corazón y de esta guatemala que parece tan hermosa pero tan maldita y desgraciada, sin embargo me recuerda a algo similar que dice raymond radiguet al hablar del «drama de ciertos países, de ciertos seres (…) que, aunque resulte horrible decirlo, se considera que han nacido para ello» (diarios). Y qué desgracia porque la desgracia nos persigue y luis de lión fue una de las miles de víctimas en donde se «cree aún que no hay aquí posibilidad de paraíso» desde la irrupción demacrada y destructiva de la conquista y la contaminación occidental, pero a él le tocó, en contra de su voluntad, el 15 de mayo de 1984 y que en mi humilde opinión vaticina la persecución que ya se estaba oliendo en el ambiente en el cuento el mono de las puertas del cielo y otras puertas (lastimosamente no tengo la cita a la mano) cuando un grupo de hombres vestidos de civil y armados lo introdujeron forzosamente en un carro sin placas, como era la usanza de las desapariciones por esos tiempos.

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