Avalancha


Jimena_ Perfil Casi literal

A pesar de todo siempre ha habido excepciones.

Generaciones nuevas y frescas no han crecido con el horror de la guerra, ni con la apatía temerosa de la herencia. Generaciones jóvenes harán las preguntas que mi generación no hizo (o las hizo quizá). Preguntarán por qué, dónde, cómo y cuándo ocurrió; por qué hemos dejado que ocurriera este nefasto crimen en dónde cayó Oliverio, cuál fue la puñalada decisiva para Myrna, cuándo confundimos perdón con olvido.

Generaciones jóvenes se mezclan con los viejos y viejas y llenan el parque. Los viejos miran con añoranza una manta, un símbolo, un recuerdo del sueño que no fue, de las ganas que se quedaron; observan un pabellón que no representa a todos pero que resulta una herramienta útil de unificación momentánea. Los viejos lloran por sus muertos, por sus desaparecidos, pero llenan la plaza otra vez, por sus futuros. Mientras tanto nosotros, esos medios y aparentes tibios, vamos poco a poco tomando, agarrando calor.

Mi generación no vivió el terror de la guerra, no escuchó detonaciones de bombas ni vio noticias culpabilizando a la guerrilla urbana de los males generados por las tropas estatales. Parte de mi generación quiso ser protegida por sus progenitores, evitar lo innombrable, evitar un hijo desaparecido como tantos amigos, amigas, catedráticos, compañeras, etcétera. Mi generación, la tibia, la de en medio, la de algunos que se creyeron la falsedad de que todo había terminado, la de unos que se quisieron sentir de primer mundo, la de otros y otras que sucumbieron ante el mercado y el deseo de pertenencia por capacidad de consumo, mi generación de treintena de años que comienzan… mi generación tal vez hoy despierte, tal vez hoy se dé el chance de soñar y solo tal vez se dé la oportunidad de ocupar un lugar significativo en la historia al lado de los viejos y las viejas valientes y altivas, y toda la avalancha de jóvenes que toman una conciencia de su entorno, de sus vidas con causas y consecuencias. Soñemos, ejerzamos nuestro derecho a quitarnos el miedo enseñado la indiferencia aprendida y sumémonos a todo este amor naciente.

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