Un 6 de septiembre a la vista (en estas condiciones no queremos elecciones)


Sergio Castañeda_ Perfil Casi literal“En estas condiciones no queremos elecciones”, tal es una de las consignas más puntuales y elementales que repite el clamor de la gente a través de esta reinvención y nueva estética de la protesta que ha surgido de la creatividad e indignación guatemalteca. Y es que en definitiva queda claro que no son procedentes ni legitimas unas elecciones en el momento político que vive el país actualmente, pues los candidatos a puestos de elección popular representan
exactamente el sistema de corrupción y colapso en el que nos encontramos sumergidos, y de esta forma, con unas elecciones a las que no les preceden las reformas profundas que demanda la población, se continuará en la misma situación.

Si se llevan a cabo las elecciones el próximo 6 de septiembre sabremos una vez más que las exigencias ciudadanas no han sido escuchadas y que por el contrario la mal llamada clase política y las élites financistas habrán dado un golpe autoritario para defender su status quo buscando calmar la marea de indignación, y por ende, que todo seguirá igual (cosa inverosímil ya a esta altura de la coyuntura). Así camina pues, esta cita con la historia a menos de una semana de un posible —no querido, deslegitimado, no procedente— circo electorero.

En lo que a mí me concierne, no seré parte de todo ese circo. Mi posicionamiento ético y político que ahora les comparto es el de deslegitimar ese viciado proceso electoral y continuar, a través de diversas luchas, forjando la transformación de este sistema político de forma radical, pues los problemas que aquejan a esta sociedad son estructurales e históricos.

Si lamentablemente hay elecciones este domingo, definitivamente yo le apuesto al abstencionismo (o, si se quiere, al voto nulo) de forma consciente y consecuente como una resistencia ciudadana. Lo veo como una posición, además de ética, verdaderamente estratégica; para así buscar deslegitimar a las autoridades electas incluso antes de que tomen el puesto. Y es que el abstencionismo es una herramienta a utilizar ese día, pero que va acompañada de lo que venimos forjando desde la articulación; es decir, desde las movilizaciones y manifestaciones, la búsqueda de reformas y consensos ciudadanos, etcétera, que van comprendiendo que se trata de ir a la raíz de los problemas profundos de Guatemala.

Claro ha quedado en elecciones pasadas que ninguno de los candidatos que no son punteros puede ganar ni contrarrestar a los cabezones, por lo que la tendencia lamentablemente se mantendrá. Recordemos también que la lógica del “menos peor” es una de las mayores irresponsabilidades que se pueden llevar a cabo. Lo que es necesario, fundamental y trascendente es la profunda transformación del estado, pues aunque votemos, las bases de nuestro sistema harán continuar la  miseria, la exclusión, los despojos y la corrupción.  Claro está, entonces, que la resistencia ciudadana imperantemente deberá continuar tras el 6 de septiembre, así que prohibámonos que el sistema calendarice nuestras luchas y nuestros quehaceres.

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