La cotidianidad de lo maravilloso


Vivian Mayén_ Perfil Casi literalEn la calle los gritos salen de todas partes. Las personas se pasan llevando unas con otras sin ninguna confrontación Es como si nadie estuviera consciente de nadie, ni de nada. Los gritos te acorralan, te quieren obligar a tomar decisiones. Luego llegas al final de la calle y notas la cotidianidad de lo maravilloso.

Los mendigos pidiendo dinero, andrajosos, presos de una sociedad insensible, acusadora, prejuiciosa. Los vendedores ofreciendo sus productos con la experiencia que les otorga la calle. Un comedor improvisado en una carreta con una parrilla donde los manjares son deleitados por las moscas.

Los cerdos con los ojos cerrados, las gallinas sin cabeza, los pescados con los ojos abiertos, no porque quieran, sino porque no tienen otra opción. Las carnes cuelgan como obras de arte exhibidas por los más grandes artistas. En sus cortes prevalece la forma y la esencia del sacrificado.

Los colores brillando por su propia cuenta, a veces ayudados por el agua. Nadie aprecia su belleza, ni la elegancia con la que se presentan. Eso no importa tanto como su interior, sin embargo el color camufla su verdad.

De regreso, en busca de la salida de esa calle, llegas a un encuentro. Cuatro posibles salidas o entradas, no importa, todas te llevan por diferentes laberintos, diferentes personajes. Sales y la nueva cotidianidad se expande. Las máquinas automotoras pasan mientras el peligro de ser atropellado es cada vez más latente. El peligro aumenta. El delirio de persecución te acompaña.

Las miradas hacia todas partes son necesarias. La gente sigue presa de su propia realidad. Los gritos resuenan, rebotan de una boca hacia otra. El orden y la autoridad no existen más que como adorno en una esquina, cubriéndose del sol con una gorra y evitando ser arrollado por los automotores y los transeúntes.

La anarquía es su mejor aliada, por eso se mantiene en su máximo esplendor. Los demás somos espectadores del teatro a nuestro alrededor. De lo maravilloso, lo fantástico de nuestra cotidianidad.

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