Esto apenas empieza


Eynard_ Perfil Casi literal

Estoy viendo que el ser humano empezó su largo camino, para ser humano como nosotros lo somos, hace unos seis millones de años más o menos, dando pequeños saltitos hacia algo completamente desconocido y que nadie tenía idea en qué iba a terminar, ni siquiera el mismísimo Dios, si es que en ese momento a lo mejor nos ponía atención o le importábamos más de algo y no nos guardaba rencor por eso de la serpiente, la manzana, etcétera. En ese transcurrir, ese fulano que quería ser humano se desarrolló como pudo y hace unos ciento cincuenta mil años aproximadamente vio que la cosa ya comenzaba a agarrar forma y se parecía anatómica y psíquicamente a lo que ahora verdaderamente somos, o más bien intentamos. Ese fue un camino arduo en resumidas cuentas que terminó desembocándose en grandes sociedades, civilizaciones, una tras otra tras otra hasta nunca acabar o hasta que el planeta nos lo permitiera y permitirá. De herramientas hechas de palos y piedras pasamos a tener laptops y smartphones después de  una infinidad de cosas que surgieron en el ínterin. Se hicieron libros, se escribió la Biblia y todas sus variantes, el Corán, La divina comedia, El evangelio según Jesucristo, El túnel, El extranjero, Las mil y una noches, El cantar de Roldán, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, el Álgebra de Baldor, qué se yo. Todo este recorrido se volvió interesante sin mencionar miles y miles de guerras, muertos, injusticias, maltratos, quebrantos, dolor innecesario, represiones, religiones, etcétera.

Entre todo este merequetengue se creó un país pequeñito a pesar de ser el más grande de la región. Este paisito ha tenido sus tumbos y ribetes, le ha ido como calzón de vieja diríamos por aquí. Le han pasado cosas increíbles como la primera revolución latinoamericana del siglo XX que derrocó a un dictador y dio inicio a todo el corte izquierdista en el continente y cosas muy dolorosas y tristes como el sistema feudalista imperante en pleno siglo XXI. Tan increíble y emocionante como ser el único país de la región central en tener dos premios Nobel, tan irónico y desafiante al sistema porque uno es de Literatura cuando estamos cundidos en el analfabetismo (aquí incluyo a los que no saben leer ni escribir y a los que saben pero no lo aplican, al menos eso parece) y el otro, cuando es la otra porque es una mujer en este país hundido por el machismo, es de La Paz cuando esto es lo que más nos hace falta aunque lo imploremos a gritos en medio de un infierno abrasador y todo esto, después de todo, termina siendo tan humillante y desconcertante y el acabose de todo el asunto cuando no leemos a uno y no respetamos a la otra. «Total: no pasa nada: / me desangro. / Y solo se desangra el ciudadano / A-1 19 90 03 de la leve ciudad de Guatemala, / en donde y cuando tantos se desangran, / se desangran de veras, / por heridas legítimas, / de bala, / de no comer, / de estar pobre y enfermo trabajando». Así canta el poeta que le dolía estar lejos y vivo cuando el resto de colegas poetas de su pedazo de historia estaban cerca y muertos…, es decir que le dolía ser un poeta vivo.

A este pequeño, lindo y sufrido país le acaba de suceder algo muy curioso y desconcertante, otra vez. Un amigo mexicano me decía que México es surrealista, pero Guatemala es surrealista y también es sórdido. Creo que tiene razón porque aquí es una de una arena y tres de cal, aquí las cosas son muy extrañas. Entonces sucedió que en abril todos nos empezamos a reunir en el Parque Central de la ciudad capital, luego en los parques de los municipios en donde vivíamos para manifestar nuestro descontento después de que la corrupción rebasó la gota del vaso que ya se estaba hundiendo a sí mismo. Fue maravillosamente hermoso porque esto no fue solo una vez sino se fue repitiendo hasta nuestros días, es decir, cinco meses de continuas manifestaciones ciudadanas; y muchos nos remitíamos a tiempos de la Revolución de Octubre, de la Primavera democrática y decíamos “órale, esto es importante, están pasando cosas vitales, interesantes, hermosas”. En las manifestaciones empezó exigiéndose la renuncia de la vicepresidenta y del presidente. Esto se logró. pero fue tan heterogénea la población que se acercaba a alzar la voz que se exigía no más maltrato animal, no más discriminación sexual, reformas de la ley electoral y de partidos políticos, conciencia política, no más corrupción (obvio), no más desalojos, no más inseguridad, suspensión de las elecciones que estaban a la vuelta de la esquina, no más escasez de suministros en los hospitales. Se exigía un país integral en justicia y derechos, se exigía que todos viviéramos en paz, felices, contentos de ser guatemaltecos y de pertenecer como hermanos a esta tierra que nos vio nacer. Cantábamos el himno nacional hasta que nos quedábamos sin voz, y precisamente a la vuelta de la esquina vinieron las elecciones porque no hubo ninguna suspensión ni nada de nada. Había un objetivo que era no dejar en el poder a un monstruo vestido de rojo con un ego enorme que tenía ínfulas de dictador. El cometido se cumplió pero fallamos en algo. Al menos eso parece porque todavía falta el segundo round de la contienda. En lugar del monstruo vestido de rojo a la cabeza está el payaso vestido de paramilitar, racismo y machismo al que venimos escuchando desde hace diez años en la televisión, una estrategia de cualquier clásico politiquero latinoamericano. Muchos se enojaron, estallaron en las redes sociales increpando a los que hace una semana eran sus hermanos en la lucha cantando al unísono “esto apenas empieza”, hablaban mal de los que los acompañaban haciendo la revolución al mejor estilo de 1944, esos compañeros de lucha nos habían fallado y nadie sabía qué hacer, qué estaba pasando, qué decir, cómo reaccionar.

Yo soy Nadie diría Ulises, pero creo que esto no termina aquí, creo que todo esto es un proceso que no empieza ni se solidifica ni mucho menos se institucionaliza de la noche a la mañana. Creo que logramos salir del pensamiento atroz que deja tantas dictaduras, gobiernos militares, genocidio y una guerra civil tan cruenta, tan cobarde y tan arrasadora para todo civil. Creo que nuestras conciencias están cambiando, nuestra visión de mundo sobre la política es distinta. Creo eso y una que otra cosa que se me va de los dedos que escriben a destiempo esto. Creo que debemos continuar construyéndonos a nosotros mismos labrando el camino bajo el sol ardiente y la lluvia torrencial para más tarde construir nuestra casita que bien podría ser un país para vivir y dormir bajo la luna del cielo nocturno, de ese azul oscuro que se despliega sobre las montañas y vivir felices de la vida, como si nada pasara. Total: no pasa nada.

¿Quién es Eynard Menéndez?

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