La neutralidad en la literatura: ¿es posible?


Vivian Mayén_ Perfil Casi literalSiempre he querido escribir desde una neutralidad inexistente. La sola idea de escribir es un desafío. Agregarle un ingrediente neutral, aún más. Mis prejuicios desde un género y sexo específicos dentro de un entorno patriarcal me niegan tal posibilidad. Ni siquiera como lectora he logrado la neutralidad. Cuando me acerco a un libro es porque sé que ya ha sido previamente analizado y criticado, mientras que de los libros que no tengo referencias, no me interesan. Incluso, al leer a un escritor o escritora siento que traiciono a mi género. Mi propósito en todo sentido queda anulado.

Un profesor alguna vez dijo que intentar escribir desde lo neutral era el reto que cualquier escritor/a debería proponerse. Esa era la finalidad —según este profesor— del libro El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir. Además puso como ejemplo Madame Bovary de Gustave Flaubert para ejemplificar una escritura neutral. Es decir, escribir desde el otro sexo. También se mencionó un capítulo del Ulises, de James Joyce donde la señora Bloom recita todo un monologo.

En ese entonces no argumenté nada sobre esa afirmación: Flaubert y Joyce escriben desde lo neutro; lo tomé como una verdad absoluta. Sin embargo, no sé hasta qué punto se pueda comprobar una escritura desde lo neutral. Puede ser que hayan tomado una experiencia de sus vidas con alguna mujer y la hayan transformado en letras —creo que lo hacemos todo el tiempo—. Incluso grabarse palabras dichas por mujeres y simplemente agregarle el elemento fantástico, real, romántico o el que mejor les resultara.

En principio creo que no se le está dando la interpretación correcta a ese segundo sexo en el que profundizó Simone de Beauvoir, pero eso es motivo de otro ensayo. La neutralidad fastidia porque significa el despojo de mis instintos, de mi naturaleza, de criterios formados a lo largo del tiempo. Me resulta imposible creer que haya un escritor/a que haya logrado la neutralidad en sus obras o que la vaya a lograr.

Por otro lado, sí me gustaría ser una lectora neutral. Poder acercarme a un libro, un artículo, un ensayo, obviando quién lo escribió y solo dedicarme a leerlo. Puede ser que como lectora sí sea neutral, o quizá una vez más solo me esté engañando.

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