The Wachowskis


Diana Vásquez Reyna_ Perfil Casi literalEn 1999, Matrix fue un punto de quiebre en el cine. Verla en la pantalla grande cargada de efectos visuales nunca vistos hasta ese momento y su mezcla de entretención, contenido intelectual y crítica a la cultura de masas, hizo que muchos se convirtieran en nuevos adeptos de la ciencia ficción. El mensaje central entre escenas de artes marciales, armas y mundos virtuales era, en resumen, que vivimos en una ficción creada para que seamos baterías (ganado) mientras seguimos dormidos. Lo demás está destruido y son muy pocos quienes están conscientes de ello. Esta es una de las clarividentes tesis que ha propuesto la ciencia ficción desde sus inicios.

Detrás de esta trilogía taquillera están los intereses y las personalidades fascinantes de las hermanas Wachowski. Sí, leyeron bien: hermanas. Lana y Lilly Wachowski (nacidas como Laurence y Andrew Wachowski) son dos mujeres transexuales que decidieron hacer pública su transición debido a las presiones de los medios de comunicación para no publicar morbosamente sus historias.

La primera en hacer la transición fue Lana, en 2012. Cuando recibió The Human Rights Campaign Visibility Award, su discurso fue hermoso. En marzo del 2016, Lilly Wachowski escribió una carta al respecto después de que un periodista tocara a su puerta con una propuesta de entrevista-amenaza. “Ser transgénero no es fácil. Vivimos en un mundo de género binario forzado por una gran mayoría. Esto quiere decir que cuando eres transgénero tienes que enfrentarte a la dura realidad de vivir el resto de tu vida enfrentándote a un mundo que es abiertamente hostil a ti”, afirma.

Bound (1996), Matrix (1999) y sus secuelas (2003), V of Vendetta (2006) y Cloud Atlas (2012) son parte de los filmes que han escrito, dirigido, y/o producido las hermanas Wachowski y que en lo personal recomiendo ver una y otra vez.

Ya en Cloud Atlas, con las actuaciones de Tom Hanks, Halle Berry, Susan Sarandon y Hugo Weaving, las Wachowski trasladaban a la pantalla sus ideas «sobre la responsabilidad que tienen un ser humano con sus semejantes, que nuestras vidas no son enteramente nuestras». El guion de ciencia ficción trata de cómo las acciones de las personas impactan en vidas pasadas, presentes y futuras.

La idea de que la gente está conectada en todos los ámbitos y muchas partes del planeta vuelve a plasmarse con el sello Wachowski en la serie también de ciencia ficción para Netflix Sense8.

La colectividad, el cambio, la transgresión, la sensibilidad y el conectarse unos con otros como un gen que ha evolucionado en la humanidad unen a los ocho personajes de la serie. La raza, el género, la nacionalidad, la religión, esas limitaciones construidas e implantadas desde la niñez, son traspasadas en el tiempo y en el espacio gracias al sentir.

Es evidente que las Wachowski han tratado por años de romper las burbujas individualistas que nos separan. Han tratado de pintarnos y emocionarnos de la forma más visual, aguda e inteligente cómo el sistema nos hace crecer y nos hace encerrarnos en egos y espejismos.

Estas frases que quedaron resonando luego de la primera temporada de Sense8, quizá se les antoja como a mí, esperar la segunda:

“Si el Gobierno nos vigila, por qué no podemos nosotros vigilar al Gobierno”.

“Tener suerte no es lo mismo que tener privilegios”.

“En este país, algunas veces, el único lugar donde puedes encontrar mujeres valientes y honestas es la cárcel”.

“Así es la vida: miedo, rabia, deseo, amor. Dejar de sentir esas emociones, dejar de querer sentirlas, sería igual a morir”.

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