¿Qué me acercó al feminismo?


Jimena_ Perfil Casi literalDesde muy pequeña sentí que había cosas que no me gustaban. Actividades de la cotidianidad que me chocaban, situaciones e incluso actitudes de otras personas que, debiéndome ser indiferentes, me incomodaban.

Había algo en el tono de voz de mi padre cuando solicitaba el almuerzo, una especie de astilla incrustada al ver a tías y a mi abuela dentro de la cocina cual trabajo sin pago. La molestia y la sospecha de que algo no me hacía sentir completamente cómoda se mantuvo, luego fueron las pláticas entre amigas. Muchos sueños no compartidos haciéndome sentir que algo en mí no andaba dentro de lo que socialmente se esperaba.

La figura de mi abuela materna es muy importante en mi vida. Ella siempre estuvo presente, fue una mujer que desde muy pequeña había aprendido que la vida es difícil. De carácter fuerte pero sometida por una enfermedad crónica, cocinaba exquisito, nos cuidaba de muchas formas, relataba con frecuencia historias de su juventud. Admiradora de Juan José Arévalo, creyente a su manera y, sobre todo, con gran fortaleza para afrontar situaciones difíciles sin pretender auxilios divinos. Cabeza de su familia hasta que la vejez y la viudez llegaron. Trabajadora y amante del cine de oro estadounidense y de Alejandro Dumas.

Mi mamá siempre ha sido un espíritu libre que dentro de un hogar tradicional presentó su propia resistencia, de muchas maneras, al rol establecido. No le agrada del todo la cocina, lo hace en algunas ocasiones en que ella así lo desea. Sale de casa y asiste a donde se le place, nunca necesitó de la compañía de mi papá para hacerlo. Rebelde y fiel a su convicción de estar del lado de lo justo.

Ninguna de las dos mujeres de mi vida aceptó por completo el rol que tenían preparado para ellas, y en la medida de lo posible, dentro de la sociedad en la que a cada una le ha correspondido desarrollarse, encontraron formas de resistencia.

Antes reclamé no haber escuchado consejos sobre maquillaje y moda. En algún momento cuestioné decisiones como el mantener el cabello corto durante mi niñez por cuestión de practicidad. No tuve prohibiciones para tener cuantos amigos quisiera y la lectura siempre fue fomentada y accesible. Había amor pero muy poca cursilería.

Esa permanente molestia era relacionada con lo que algunos consideraban un modelo poco femenino de conducta. No sabía qué era el feminismo, pero tenía la sospecha de que algo a mi alrededor no estaba bien. O al menos para mí no lo estaba.

Me casé y conforme ha pasado el tiempo he determinado que puedo hacer ciertas concesiones que mantengan una relación marital, pero estas dependen de mí y de la conservación de mi dignidad por sobre todas las cosas.

Ahora he llegado al feminismo a conocer de qué hablaban tantas mujeres, a leer a tratadistas que han dedicado gran parte de su tiempo hasta llegar a desarrollar una filosofía de vida. No me considero feminista, pero considero que el feminismo es la forma de ver y comprender al mundo desde una óptica de equidad y respeto necesaria para el desarrollo integral de todos los seres humanos, y es la lucha diaria por deconstruirnos para reconstruir un mundo en donde todos y todas logremos vivir plenamente.

¿Quién es Jimena Castañeda?

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