Manchester frente al mar


dulcinea-gramajo_-perfil-casi-literalEl próximo 26 de febrero se celebrará la 89 edición de los Óscar. Basándome en el número de nominaciones, la crítica y los premios obtenidos hasta el momento, todo indica que la favorita para llevarse el máximo galardón a mejor película es el musical La la land que por cierto, aún no he podido ver por falta de tiempo. O quizá solo sea la excusa para esconder el poco entusiasmo que despiertan en mí los musicales. Sin embargo, me tomé un tiempo para ver Manchester frente al mar, del director Kenneth Lonergan, que también está nominada a mejor película y a cinco categorías más.

Al comenzar a ver esta película llegué a pensar que se trataba de una especie de comedia negra. Un tipo llamado Lee Chandler (Casey Affleck) es conserje de un complejo de edificios habitacionales en la ciudad de Boston.

La actitud de Lee da la impresión, en primera instancia, de ser un muerto en vida, impertérrito y con cara de pocos amigos, con un jefe que le paga un sueldo mísero por realizar las más diversas tareas, entre ellas destapar inodoros, arreglar tuberías y corrientes eléctricas, despejar las entradas de la nieve, entre otras.

Una escena ridículamente memorable es cuando Lee llega a la oficina de su jefe para recibir la orden de disculparse con una señora que vive en uno de los edificios. Ésta se queja por el supuesto comportamiento grosero de Chandler hacia ella, llega a ser casi imposible ignorar el caos en que se encuentra la oficina en donde ocurre este diálogo. Montañas y montañas de papeles por todas partes, da la sensación de que  algún día su jefe morirá soterrado bajo un alud de papeles y que, para tratar de poner un orden en ese lugar, lo más factible sería encender una cerilla y prenderle fuego a todo.

Conforme la historia avanza y con el recurso de los flashbakcs a lo largo del filme, uno se va percatando de que la actitud de Lee no corresponde a un simple hastío de la existencia, ni que es un fiel lector de Schopenhauer, ni tampoco un nihilista en proceso. Su actitud antisocial y por momentos agresiva esconde una desgarradora tragedia del pasado.

Las circunstancias lo obligan a volver a su ciudad natal, la encantadora localidad costera de Manchester (Massachusetts). Allí tendrá que enfrentar una serie de eventos inusitados y ver de frente al monstruoso kraken de su pasado.

Me agrada que la película no caiga en un mensaje moralista ni en dicotomías sobre el bien y el mal. Simplemente se trata de causas y consecuencias, un intento de continuar el camino a pesar de los puntos de sutura a flor de piel.

En fin, como buena amante del séptimo arte me uniré a la parafernalia de los premios, compraré una botella de mi vino favorito y mientras la mayoría de los caballeros se deleitan con Emma Stone, la guapa pelirroja de moda, yo me estaré deleitando con Jeff Bridges, uno de mis amores platónicos, que dicho sea de paso, está nominado en la categoría de mejor actor secundario por Comanchería . ¡Salud!

***

P.D.  Dentro de los premios hay una categoría un tanto desdeñada, y es la de mejor película de habla no inglesa. Les sugiero ponerle ojo a esta categoría ya que en ella me he encontrado joyas como: El abrazo de la serpiente, película colombiana dirigida por Ciro Guerra, e Ida, película polaca del director Paweł Pawlikowski.

¿Quién es Dulcinea Gramajo?

 

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