Amarillismo en venta


María Alejandra Guzmán_ Perfil Casi literalSexo, violencia, morbo, deportes, recetas de cocina, pésimos tips de belleza, más sexo, más morbo, más violencia, más futbol. A ratos, información relacionada con farándula: esa es la información que se vende como pan caliente según directivos de medios de diversas partes de Latinoamérica y el mundo. Desde luego, todos compramos esa información porque resulta un distractor bastante efectivo para llenar el vacío existencial de cualquiera.

No nos interesa el contenido social, ni la política, ni el arte; preferimos el horóscopo. Posiblemente toda esa información nos tiene sin cuidado porque en realidad no la comprendemos, y por ende, no nos sentimos en capacidad de interpretarla. Y si ponen en nuestras manos cualquier ensayo o columna de opinión, de inmediato retrocedemos y preferimos tomar el control de la televisión o nuestro teléfono móvil.

Nos venden amarillismo y lo compramos a un buen precio. Lo adquirimos porque aún no hemos entendido que detrás de un noticiario radial o televisivo, un diario o cualquier revista digital o impresa existe una empresa con intereses políticos y económicos perfectamente definidos, lo cual no es moralmente reprochable salvo cuando se busca el cumplimiento del objetivo económico a costa de sacrificar la responsabilidad ética del medio, y en el peor de los casos, la calidad del contenido publicado.

Sin embargo, quienes consumimos este producto mediático no somos conscientes de ello, pues nos hipnotizan las vidas de figuras públicas que jamás veremos en persona y las fotos que escurren sangre. Nos abstraen a tal punto que las concesiones a las empresas mineras, los relatos crudos de abusos sexuales a menores y la trata de personas simplemente nos son indiferentes en tanto no sean realidades que toquen nuestra puerta.

Eso es lo que consumimos, mediáticamente hablando. Esas son las noticias que se compran y se venden de mejor manera hasta hoy. Las demás notas, acaso más profundas, sirven solo para limpiar los vidrios de la cocina. Quizás cuando caigamos en la cuenta de que aquello que nos hipnotiza es menos relevante que aquello que ignoramos, sean otras las noticias que estén en venta.

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