Guía práctica para convertirse en poeta posmoderno


Angélica Quiñonez_ Perfil Casi literal.jpgAdoro la poesía. Tal como una mascota exótica, no sirve para nada más que para tenerla y simplemente apreciarla. Me encanta porque es democrática, diversa y está cargada de potencial. Es fácil escribirla: la historia es uno mismo, sin clímax ni argumento. Solo se necesitan las palabras exactas para decirlo, y a veces, hasta con rima.

He ido a varias editoriales, noches de micrófono abierto y ferias del libro buscando algo que me emocione, pero invariablemente he encontrado el mismo tipo de poesía. He buscado en todo lo largo, ancho y perturbador de Internet, pero siempre volví a Twitter. Estoy buscando un nuevo Borges que me sobresalte, un Neruda que me deprima o una Sor Juana sin censurar, pero creo que la poesía guatemalteca actual ha trascendido esos arcaísmos del ingenio y la originalidad.

Hace varios meses ofrecí en este espacio una guía práctica para escribir ensayos, artículos o columnas de opinión como todo un intelectual; ha llegado el momento de extender esa cortesía a uno de los sectores marginales de la literatura centroamericana. Con pocos pasos, cualquiera puede convertirse en un poeta contemporáneo. Agregue tan solo un seudónimo con demasiadas consonantes.

  1. No hay poesía sin amargura. Enciérrese a solas. Abra cualquier edición de Nuestro Diario. Póngale play a todos los discos de Joy Division (en simultáneo) y permítase unas horas de depresión clínica. O bien, abra Twitter.
  2. Como el patriotismo ya pasó de moda, existen cuatro temáticas esenciales para la poesía contemporánea —al menos en Guatemala—: sexo, violencia, drogas y violento sexo en drogas. Elija el que se conecte con su cosmogonía existencial.
  3. Describa una escena sosa y mundana, imperativamente sobre las rutinas clasemedieras (esperar el bus, comprar las tortillas, quebrar la pantalla del iPhone 4 y así). Aderécela forzadamente con todo el vocabulario soez, porque la poesía es rebelde puta e insolente mierda. Si las palabras sugieren una imagen hedionda, lo está haciendo bien. Acto seguido, busque una editorial hipster.
  4. Repita las imágenes. Reitere que la noche no solo es oscura, sino también negra. También es opaca y carece de luz. Vuelva a enunciar todo aquello que lo mueve. Redunde, porque de eso se trata la intensidad. Enjuague y repita el proceso.
  5. Los mejores poetas usan epígrafes oscuros. Entre a Google y extraiga una frase cualquiera con atribución a cualquier autor o rockero de renombre. Entre más misteriosa y menos similar a su poema, mejor. Entre más trágico y famoso el autor, mejor. Ese es el legado de Nirvana Linkin Park.
  6. (Solo para mujeres): ¿quiere invocar los versos de la izquierda erótica? Escriba un verbo en primera persona y luego liste alfabéticamente todas las partes del sistema reproductor femenino ilustradas en el respectivo diagrama en Wikipedia. Es todo.
  7. Los mejores poemas no

tienen más

de cinco

líneas incómodamente

separadas.

  1. Coloque títulos minimalistas. ¡Casi nadie usa verbos abstractos en infinitivo!
  2. Los mejores poemas están incompl
  3. ¿No se le ocurrieron más de dos líneas? No importa. Ráyelas en la pared de un baño público y agregue #AcciónPoéticaGT.

Si todo lo anterior le parece insatisfactorio, no se desanime. Busque un diccionario de antónimos. Altérnelos sobre su texto. Dígale a sus seguidores que hoy está #arjoneando y pregunte por el siguiente open-mic night en Chiribisco.

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