Emil y Marylena


Jimena_ Perfil Casi literalDesde pequeña —cuando fui adquiriendo conciencia del conflicto armado interno y lo doloroso que fue para los guatemaltecos— me pregunté de qué forma se logra continuar en el camino cuando se ha dejado atrás a alguien que desapareció. Me lo sigo preguntando hasta ahora y a veces me acongoja la interrogante.

Supe de tía Alicia, quien buscó hasta el último día de su vida las respuestas que la llevaran al paradero de sus hijos desaparecidos durante el conflicto. Así como ella hay tantas personas tratando de superar el dolor y mostrando una fortaleza inquebrantable. Hoy pienso en todas esas personas que simplemente no están porque la mano criminal del Estado guatemalteco tomó la decisión de arrancarlos de su cama a medianoche, retirarlos de sus trabajos o secuestrarlos al caminar en cualquier acera de esta urbe; pero especialmente pienso en Emil Bustamante, veterinario y sociólogo, detenido y desaparecido el 13 de febrero de 1982 en un retén militar mientras su familia lo esperaba para celebrar el primer año de vida de su sobrina Ximena. Fue visto por última vez a finales de marzo de ese mismo año, terriblemente golpeado y torturado. Después, su familia nunca más volvió a saber de él.

Este es, apenas, uno entre 45,000 casos de desaparición forzada acontecidos en Guatemala. Emil nunca ha estado solo, ni en sus días de terrible tortura ni desde la última vez que se le vio con vida; él ha estado presente en las luchas populares y en los momentos que han marcado los años de la historia reciente del país. Emil Bustamante marchó el pasado miércoles en el 20S junto con todos y todas, pues siempre está presente en el corazón de Marylena, su hermana, quien no solamente mantiene su recuerdo lleno de hermosas anécdotas sino además tomó la decisión de no detener su búsqueda y de tenerlo presente en cada acto y en cada instante de su vida.

En agosto de 2015, platicando con Marylena dentro del atrio de la catedral metropolitana —en realidad no sé si ella aún lo recuerda—, me pude identificar con ella y con el inmenso amor que siempre sintió hacia su hermano. Me platicó acerca de cómo transcurría la vida, con todo y sus alegrías y tristezas, y de cómo Emil siempre estaba a su lado. También me contó que algunas personas en algún momento le habían aconsejado seguir y dejar atrás el recuerdo de su hermano, que soltase ese momento doloroso, sin embargo ella decidió mantenerlo vivo junto con su familia. Es más fuerte su convicción en que tarde o temprano se hará justicia.

El próximo jueves 28 de septiembre, en el Museo de la Universidad de San Carlos (MUSAC), el médico veterinario Emil Bustamante recibirá el Doctorado Honoris Causa in Memoriam. Este es un reconocimiento a la convicción, al derecho de pensar distinto y a la lucha desde las ideas.

Hoy abrazo a Marylena porque ella también escogió el camino de la dignidad, de la búsqueda de igualdad y de la firmeza de convicciones, siendo una de ellas mantener presente y con nosotros la memoria de Emil.

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