La verdad sobre los certámenes literarios


Lucía Aguilar_ Perfil Casi literalCuando pienso en la complejidad de los certámenes literarios, recuerdo el cuento de Roberto Bolaño titulado «Sensini». Narra el exilio de un escritor que, luego de haber ganado una mención en un certamen, lee el cuento ganador de uno de los accésit y se percata de que este supera al primer lugar en muchos sentidos.

El personaje principal decide mandar una carta al autor de este cuento que le intrigó y pronto ambos se miran envueltos en una amistad que se basa en el intercambio de cartas. Hablan sobre la vida, sobre literatura y sobre cómo el hecho de participar en un certamen podría resolver las necesidades del día a día.

Bolaño se esmera en resaltar, a través de la voz de sus personajes, la poca seriedad de los certámenes y lo azaroso que puede resultar el fallo. Muchas veces ―afirma en su narración― los jurados no leen completas las obras (a veces ni siquiera las leen), ni eligen el mejor relato, sino el que sea más conveniente según la institución que lo financie.

El cuento de Bolaño interactúa acertadamente con los paisajes que engloba ese submundo de los certámenes literarios: los tortuosos y defraudantes paisajes que los escritores muchas veces no quisiéramos reconocer. Hago la comparación con los paisajes porque considero que, a pesar de ser un evento natural, un paisaje es un momento único sujeto a los múltiples acontecimientos interrelacionados de la luz, el clima y otros factores.

En el caso de Guatemala, el primer paisaje es la calidad del certamen en sí. Cada certamen tiene su propia inclinación según los intereses de la institución que lo haya financiado. Algunos buscan narraciones que se relacionen con los conflictos políticos actuales, que reflejen alguna postura social, que provean un análisis antropológico de los indígenas y ladinos o, específicamente, que relaten la sangre derramada durante el conflicto armado interno.

Otros certámenes buscan narrativas más novedosas ―y por novedosas no quiero decir mejores― cuyas historias sean más un experimento de laboratorio (o juego entre palabras, repeticiones, abstracciones e insultos injustificados) que el resultado de trabajo y análisis intenso sobre las estructuras clásicas, las técnicas de conducción de la trama, el manejo de los tipos de narradores o la concisión y precisión del lenguaje.

Un tercer paisaje lo ilustran los jurados. Es imposible que la decisión final sea 100% imparcial. ¿Por qué? Porque los jurados también son seres humanos: tienen preferencias, aficiones y aversiones. Algunos se inclinan más por dramas psicológicos y otros por la novela histórica. Seleccionar la mejor obra literaria es tan complicado como elegir el mejor plato típico de la región guatemalteca: hay tantos que la decisión final se sujeta a mi paladar.

Otro paisaje es el hecho de que las plicas serán destruidas una vez publicado el fallo. Estas pueden caer en manos de cualquiera, se encuentran resguardadas bajo la frágil protección de una grapa o un sobre sellado con cola blanca. Llevan resguardado el seudónimo y el nombre del participante, así como la potencialidad de convertirlo en el ganador de la lotería.

El mundo de los certámenes literarios es complejo, oscilante y muchas veces sujeto a la ilusión de las percepciones, como los paisajes. A veces se nos olvida que ganar un certamen no te convierte en un buen escritor, así como perder tampoco te convierte en uno malo.

Participar en un certamen equivale a pretender haber escrito el cuento «Sensini»: trabajar duro, mandar la obra correcta al certamen correcto, esperar que el paquete haya superado la deficiencia del correo nacional, rezar porque los jurados sean racionales, justos e imparciales, y conquistar la frase que me encanta en los artículos de las convocatorias: mostrar evidente calidad literaria.

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2 Respuestas a "La verdad sobre los certámenes literarios"

  1. Hola, Lucía, me encantan los cuentos y las novelas de Roberto Bolaño. Por favor, si te nace hacerlo, escribe más sobre el y sus obras. Muchas gracias por todo lo que haces aquí.
    Un abrazo, Richard

  2. Lucia Aguilar dice:

    Hola Richard. Muchas gracias por tu comentario. Tomaré en cuenta tu sugerencia. Saludos.

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