Al otro lado del Río de la Plata


André González_ Perfil Casi literal¡Chorra!…

 Me robaste hasta el amor…

¡Lo que más bronca me da, es haber

sido tan gil!

Arturo Santos Discépolo, Chorra

«¡Las minas del Río de la Plata son una bomba!» La novela La uruguaya, de Pedro Mairal, engancha desde la primera línea. Al dejar por algún momento la lectura no dejás de imaginar qué sucederá en la página siguiente, realizando conjunciones y predicciones de los posibles escenarios que vendrán.

Es una novela muy porteña, no por ello inaccesible o reducida únicamente a esa región. Hace ver con mucha ironía el buen lado a la vida, no amilanarse con nada y afrontar lo que viene o lo que propiciamos. La obra es, de cierta manera, como leer todo lo que se dice una persona en la mente. Llena de actualidad, destaca la utilización de las nuevas formas de comunicación. Quitarse las etiquetas de ser acomodado, moderno de ideas, con conciencia social y de clase, respetuoso del medio ambiente, ideas libertarias o progre, verse como personas y los problemas existenciales de los cuales no se puede escapar y que parece más difícil saber de dónde han venido. También plantea situaciones que muchos piensan pero que pocas personas se atrevan a expresar.

El matrimonio, lo cotidiano de las infidelidades, la vida en pareja, el trabajo, el ser padre o madre… Todo eso absorbe tiempo y deja sin vida. Las insatisfacciones crecen pero es necesario continuar. Más pareciera que es una obligación ―impuesta por no se sabe quién― hacer de todo para estar bien con todos menos consigo mismo. Lucas es el autor-personaje que cuenta la historia y lo hace en forma de carta a su esposa. Él es la imagen humana de la necesidad de largarse, irse, mudarse, huir de ese mundo que absorbe. Brasil es una opción, esa especie de paraíso que se encuentra al lado y donde no existirán fantasmas.

Finalmente el personaje vuele a casa y se enfrenta a la realidad de la que estaba buscando escapar. También puede ser visto como el hombre todo poderoso que engaña a la esposa y se cree superior, al cual algo así nunca le sucederá; el progresista que huye del machismo practicándolo a diario. La vida le deparará una gran sorpresa.

Catalina y Guerra son una especie de nueva femme fatale latina, no serán las que seguirán las órdenes o deseos del hombre sino las que de cierta manera tienen poder y logran dominar. No se quedarán calladas, una en Buenos Aires y la otra en Montevideo. De manera muy sutil le propinan un par de golpes de realidad a Lucas y al final, para él, el viaje a la orilla vecina representará el inicio del final de una vida irreal en la cual se había adentrado hace bastante tiempo.

La vuelta a casa será más dura de lo imaginado, saldrá a flote esa realidad difícil de concebir; un robo sufrido en Montevideo y una nueva forma de amor en Buenos Aires, la zona de confort destruida, las cavilaciones, los engaños y una crítica a los problemas invisibles para muchos (esos que asfixian). Las pasiones y confusiones emocionales son peligrosas, no deben tomar las riendas. Cargados de ellas siempre se actuará de forma irracional.

El mar es un espectador silencioso, Buenos Aires y Montevideo como escenarios. La idealización de la ciudad vecina, un viaje plagado de buenos augurios e ilusiones para continuar viviendo en la nebulosa, termina siendo una pesadilla de la cual tardará bastante en despertar. El amor como tal es insignificante: al estar dentro de las personas genera muchos problemas. Hay que saber dónde ponerlo o cómo llevarlo para lograr vivirlo y no que este nos viva a nosotros.

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