Poesía entre frivolidades


Noe Vásquez Reyna_ Perfil Casi literal.jpgExisten cosas frívolas como lamentar intensamente la muerte de Stephen Hawkins, quien está en un altar por habernos cambiado el mundo pese a que ni la mecánica cuántica ni la ciencia permean en las sociedades centroamericanas por lógica.

Existen comentarios frívolos de esposas de militares retirados acusados de crímenes de lesa humanidad que desean que se quemen en el infierno un montón de ateos y feministas que procesionan con una piñata en forma de vagina por las calles de su país cachureco con miles de cadáveres bajo la alfombra.

Hay egos frívolos como los de los artistas, académicos e intelectuales que se duelen de cuando en cuando por no ser tan adorados, amados, reconocidos, lamidos en sus llagas y en sus círculos pequeños y aglutinados con licor, fiesta y condescendencias falsas, mientras que muchos Ellos (yo niño básico y primario) quizá buscan instintos menos suicidas para no lanzarse a precipicios.

En medio de frivolidades que laceran por impertinentes y descaradas, que ni siquiera se presentan como necesarias distracciones, llega a los sentidos y se coloca detrás de los párpados Telarañas, de Regina José Galindo.

Este poemario no es un oasis; es sal en herida acabada de hacer con tijera y propia mano. ¿Duele? Quizá es más complejo: espejo, voz que pronuncia verdades incómodas. Es una red inmensa que une/enreda/pega/detiene/hila/ poemas escritos entre los años 1999 y 2014 de esta artista guatemalteca polifacética que conocí en la performance pero que me capturó con su palabra escrita.

La selección de estos textos estuvo a cargo de Patricia Cortez Bendfelt y está constituida en un mosaico de segmentos sugerentes y necesarios para la construcción de un yo poético no frívolo, sino circunstancial, cultural, histórico, individual y colectivo.

Quince años no son pocos para tener la capacidad verbal-emocional-desestructural de exhibir, si no curadas las heridas, sí repensadas para, como dice Juan Carlos Lemus en el prólogo, «entretejer una voz que contempla desde su otra sombra». ¿Cuántos hemos intentado vernos desde nuestra sombra?

Lemus acierta: «Regina es testigo de su ruina y su alegría, no importa, es el hurón que vadea sobre sí observando las complejidades del mundo», y ese mundo no es solo suyo, es el infierno compartido:

Dar el celular sin mirar a quién
dejarse matar sin preguntar por qué.

Ser complaciente en todo
si violan a tu lado, silencio
si torturan frente a ti, huída.

Si tu padre le pega a tu madre, apoyarlo
si tu hermano te mete mano, callarlo
si tu jefe te mira las piernas, abrirlas más.

Trabajar para otros
tener muy poco.

Que sumen fortunas a costa tuya
que te muestren como mono en feria
que te hagan caminar a ras del suelo
por alambre de púas
láminas calientes.


poné las mejillas
arrastrate
sé gusano
bicho rastrero
rata de laboratorio
conejo sin ojos.

Que sólo los sumisos van al cielo
allá arriba es donde te espera el reino
donde vas a estar vivo
donde verás a dios.

Yo/Nosotros/Los otros/Ella que soy yo/Resentida/Paisito/Mínimos… Es un ecosistema arácnido que nombra lo callado por sociedades como las nuestras: los escupitajos, las violencias-violaciones, las imperfecciones, las enfermas maneras de amar. Este yo poético no frívolo verbaliza desde los ojos, la lengua y las letras afiladas de una mujer con la experiencia/experticia de ser humana, amante, perra, madre, mujer objeto y resistencia, artista, sobreviviente, transgresora, franca.

¿Quién es Noe Vásquez Reyna?

¿Cuánto te gustó este artículo?

Califícalo.

5 / 5. 2


1 Respuesta a "Poesía entre frivolidades"

  1. ruthvaides dice:

    Fui a la presentación del libro, lo adquirí de una vez, es buenísimo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

desplazarse a la parte superior