La Antigua Guatemala (al fin) ciudad de letras


Leonel González De León_ Perfil Casi literalNo resulta novedad la afirmación de que en Guatemala la presencia del libro es pobre, y mucho más en el interior del país: en los últimos años solo destacan el festival de poesía de Quetzaltenango y el de Aguacatán, Huehuetenango, que acumula cinco ediciones. Más allá, todo se reduce a la Feria del Libro que se realiza una vez al año en la capital y a las presentaciones de nuevos volúmenes que se llevan a cabo de vez en cuando. Y ni hablar del comercio de libros, precario incluso en la Antigua Guatemala, destino turístico ineludible para cualquier visitante al país pero donde las letras han estado postergadas, al extremo de que la feria del libro que solía llevarse a cabo cada julio en la Plaza Mayor dejó de existir desde el año pasado.

Todo esto manifiesta un desinterés y desconocimiento generalizado, no solo por parte de las autoridades de la ciudad sino de todos sus habitantes, quienes no hemos sabido atesorar el legado de haber tenido paisanos de alto calibre, empezando por un antigüeño adoptado como Bernal Díaz del Castillo, que escribió La verdadera historia de la conquista de la Nueva España, una obra fundacional a nivel continental, hasta llegar a Luis Cardoza y Aragón, poeta olvidado en la actualidad pero que a mitad del siglo pasado compartía con Miguel Ángel Asturias el mayor reconocimiento internacional. Al frente de la casa de Cardoza, en la tercera avenida (justo detrás de la catedral) se lee en una placa de azulejo una oda al Volcán de Agua concebida en los muchos años de exilio: «Y frente a la puerta que no había pasado en tantos años, recordé el llavín, corto y redondo, y como darle vuelta para abrir; la manita del tocador, el buzón, la madera, la cuerda para abrir la puerta sin tocar. Al fondo de la calle, el triángulo perfecto del Volcán de Agua, enorme, sereno y azul, como siempre, sin una cana, una nube engalanando la cima dorada por el sol de la tarde. Tiré de la cuerda, empujé la puerta y entré con el corazón en la boca».

El año pasado, el colectivo Antigua Viva, capitaneado por Willi Posadas, Eynard Menéndez y Marcos Gutiérrez, entre otros, concibió la primera edición del festival literario Pulso Volcánico, donde se abordaron aniversarios como el cincuentenario del Premio Nobel a Miguel Ángel Asturias y el centenario de nacimiento del narrador mexicano Juan Rulfo. También se organizaron foros para debatir los derroteros de la narrativa nacional en la actualidad y otros para rememorar a talentos antigüeños desaparecidos como Rafael Landívar, Cardoza y Aragón, y el más lamentable de todos por la forma violenta en que los militares acabaron con su vida: Luis de Lión.

La segunda edición del festival comenzó el viernes pasado con una agenda que abarca autores tanto nacionales como extranjeros. En los primeros destacan los conversatorios acerca de la obra de dos premios nacionales de literatura, Francisco Morales Santos, quien celebra dos décadas del reconocimiento, y Francisco Alejandro Méndez, condecorado el año pasado y también columnista de esta revista. También habrá un homenaje a Margarita Carrera, primera mujer graduada de la escuela de Letras de la Universidad de San Carlos y que falleció recientemente. Y de los autores extranjeros destacan los conversatorios que, en forma coincidente, giran alrededor de veinte aniversarios: los veinte años del Premio Nobel a José Saramago, los veinte años de la muerte de Octavio Paz (el único mexicano que ha obtenido el mismo premio) y los veinte años de la aparición de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, obra multipremiada cuya influencia sigue haciéndose sentir en las letras latinoamericanas en un modo solo comparable con las novelas publicadas en los años sesenta por los cuatro jinetes del Boom latinoamericano. Todos estos eventos se llevarán a cabo en el Palacio de los Capitanes, frente a la Plaza Mayor de la ciudad, los viernes y sábados de este y los próximos dos fines de semana.

Además, los sábados habrá lecturas de poesía en distintos bares y cafés de la ciudad, así como ferias de editoriales independientes y presentaciones de libros.

Los esperamos en la Antigua Guatemala, ciudad que, al fin, y gracias al esfuerzo de estos jóvenes, parece alcanzar el sitio que siempre ha merecido en la cultura a nivel nacional y regional.

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