Para odiar no necesitamos mayores razonamientos


Javier Payeras_ Perfil Casi literal_Se puede odiar a cualquier persona sin conocerla. Podemos odiar una manera de pensar que de inmediato nos resulta repulsiva o un razonamiento que va contra nuestros valores y principios.

Ante la triste verdad de que todos los seres humanos somos distintos y de que las ideas entre una persona y otra son tan diversas, no queda otro remedio que amar lo que se conoce y odiar lo desconocido. Nada enciende tanto rechazo en nosotros como aquello que nos rechaza. Así que la chispa del odio también necesita de más odio para que todo arda.

Si un sentimiento es correspondido, crece, y si crece, se propaga. La Historia, leída y estudiada sin profundidad, hace que el odio traspase una y otra generación como si fuesen papel calco. Los vencedores —los que al final narran los hechos pasados— son los que construyen el prejuicio sobre los vencidos. Los vencidos cargan no solamente con la derrota, sino también con el desprecio y el odio. Pero ¿cuánto nos facilita la vida el odio?

El odio justifica la esclavitud, los exterminios masivos y todas las prácticas religiosas aberrantes que existen. El odio también construye fanatismos y nuevos venenos que se inoculan en mentes jóvenes, dando como resultado guerras interminables o separatismos ridículos.

Odiar es diseñar el desierto, es crear la esterilidad. El odio es una muy cómoda impotencia.

Hagamos este ejercicio: la próxima vez que encontremos otro nuevo criminal en las fotos de prensa, odiémoslo con todas nuestras fuerzas. Enviémosle todo nuestro desprecio y luego esperemos a ver qué pasa. El criminal se irá, como todo, pero el odio siempre permanece.

¿Quién es Javier Payeras?

¿Cuánto te gustó este artículo?

Califícalo.

0 / 5. 0


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

desplazarse a la parte superior