¿Se puede escribir sobre otra cosa que no sea la pandemia?


Diana Campos Ortiz_ perfil Casi literal¿No hablar de la pandemia? Sospecho que sí. Lo intento. Para ello, hago todo tipo de búsquedas bibliográficas. Releo obras. Subrayo libros. Veo series. Busco en Wikipedia. Me acuesto en el zacate a pensar. Redacto párrafos en la cabeza mientras me baño. Tomo apuntes en el celular.

Anoto algunos temas interesantes en mi cuaderno:

  • Un debate sobre el Boom latinoamericano desde una perspectiva feminista.
  • Una reseña a la aprobación del matrimonio igualitario en Costa Rica.
  • Un análisis de Una habitación propia desde una lectura millennial y tropical.
  • Una referencia a la última temporada de Gilmore Girls que finalmente empecé a ver.

Me decanto por escribir sobre Gilmore Girls. Rory (una de sus protagonistas) y yo nos graduamos del colegio al mismo tiempo. Ella entró a Yale y yo, pues, a estudiar Historia en la Universidad de Costa Rica. Desde entonces nuestros destinos se fueron separando.

Siendo muy honesta, no había querido ver esa temporada porque me daba ansiedad que diez años después la vida de Rory fuera más interesante que la mía. Éramos adolescentes con algunas cosas en común. Queríamos ser reporteras por el mundo y leíamos mucho, muchísimo. Ella, de hecho, me introdujo a algunas lecturas interesantes, por ejemplo, a Judith Butler, pero ese es otro tema.

Ver la serie en esta época resultó siendo para mí bastante blah. Es que además de ver series, intentar leer libros y pensar en columnas con temas que nunca escribo, leo irremediablemente las noticias.

Me enfrento a diario con eso: los periódicos del mundo relatando la tragedia que significa el COVID-19 a nivel global. Es que es una tragedia. Y así, recorro todos los días los detalles y las cifras de esto que nos tiene en pausa, en vilo, en duelo.

Lo asumo y contesto la pregunta con la que abro este texto: no, yo no puedo escribir sin mencionar la pandemia.

No logro escribir en este momento sobre otras cosas. Menos aún en esta revista centroamericana. Esta parte del mundo donde el panorama es tan incierto, las desigualdades tan profundas, la corrupción tan vergonzosa, la pobreza tan violenta, el atropello a los derechos tan desolador y el futuro tan difuminado… No puedo. Abdico. Renuncio.

Retomo la pandemia.

¿Cómo puedo hablar de Gilmore Girls cuando sé que en Nicaragua se llevan presas a las personas que venden eucalipto en la calle? ¿Cómo puedo ir por ahí tranquila por la vida cuando sé que el consumo de eucalipto es una estrategia —de las pocas que hay— para enfrentar la enfermedad?

Saco la antropóloga que llevo dentro y desde ella veo el eucalipto. No se trata de la planta, ni de las avenidas llenas de árboles sin hojas, ni del video que publicó La Vanguardia. Se trata de que el eucalipto sea la estrategia y que, además, esté prohibido.

No me sale hablar de series de televisión cuando en Honduras, en Guatemala y en El Salvador se está usando la pandemia para atropellar derechos humanos. No me sale escribir sin nombrar a todas las niñas y mujeres que han sido víctimas de violencia patriarcal en sus propios hogares durante la pandemia, encerradas y confinadas con sus agresores. ¿Qué hago yo hablando de series de televisión en este momento frente a la xenofobia en Costa Rica y frente a los discursos de odio y miedo hacia las personas extranjeras?

En este tiempo que parece tan pausado y donde me es tan necesario entretenerme viendo series de televisión están pasando cosas muy duras, así que venzo mi ansiedad de querer hablar de otras cosas y aterrizo de nuevo en el contexto de la pandemia.

Estoy segura de que mi yo adolescente, esa que quería ser reportera por el mundo, apagaría la tele y haría lo mismo.

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