Fidel. Lado A: El sueño de liberación tercermundista


estuardo-prado_-perfil-casi-literalAl enterarme de su muerte, la primera sensación fue de asombro. Al ver los festejos en la pequeña Habana en Miami y los comentarios que señalaban a Fidel tanto de héroe como de tirano, solo queda tratar de interpretar quién fue Fidel y cuál es su legado en la historia. “La historia me absolverá”, fueron palabras suyas en vida. Todo tiene dos versiones: la realidad siempre es compleja y multifacética, con aciertos significativos y grades errores, a veces simultáneamente, principalmente para alguien tan polémico, carismático, controversial, amado y odiado como lo fue Fidel Castro.

Al triunfar la Revolución Cubana en 1959, esta victoria no solo expulsó al dictador Fulgencio Batista de la isla, sino que sirvió de inspiración a los movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo, principalmente en Latinoamérica y en África, que por aquel entonces se encontraba enrolada en sus luchas descolonialistas.

La lucha revolucionaria en Guatemala no llenó las expectativas de los sueños de igualdad y justicia que fueron encendidos en gran parte por la victoria de la Revolución Cubana (misma situación fue la de El Salvador, o incluso la de Nicaragua, en donde la victoria se conseguiría pero sin rendir mayores frutos). Tras el golpe de Estado subvencionado por los norteamericanos al gobierno liberal de Arbenz, nuestro país quedó dolido por las secuelas de la explotación colonialista a causa de masacres a poblaciones enteras, algo que provocó angustia y desesperación por parte de pobladores que huyeron de la guerra rumbo a México.

En Nicaragua, donde sí triunfó la revolución inspirada en la Revolución Cubana y gracias al apoyo de Castro, el resultado no fue muy prometedor. Un país liderado por la eterna figura de Daniel Ortega (ya sea de un lado o de otro, pero siempre presente) y sumido en la pobreza, la desigualdad y la marginación económica por parte del mundo restante hacia el sueño revolucionario sandinista, un sueño que no resultó siendo de libertad, igualdad y bienestar para todos, sino todo lo contrario.

En África, aún en los años 60, siendo un territorio de colonias explotadas por países europeos, su relación con Cuba fue distinta. El soporte cubano a los movimientos descolonizadores en África consistió en enviar personal militar que entrenase a los soldados revolucionarios congoleños. Estamos hablando del Congo de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, novela que inspiraría Apocalipsis ahora, de Francis Ford Coppola. Entre los enviados estaba el mismo Che Guevara. Gracias a esta ayuda el Congo ganó su soberanía de Bélgica.

Le seguiría el apoyo a la liberación de Guinea Bissau, la colonia más pequeña y pobre del dominio portugués, apoyada estratégicamente para que tuviera un efecto dominó y así le siguieran Angola y Mozambique. A Guinea Bissau, Cuba envíó médicos y técnicos militares, no tropas, y fue así como este pequeño país obtuvo su independencia, dejando el colonialismo por un lado. Le seguiría Angola en 1975, que gracias a la intervención de las fuerzas cubanas obtuvo su independencia aunque luego se vería inmersa en una lucha de poderes entre facciones subvencionadas por los norteamericanos, fuerzas militares del gobierno Apartheid de Sudáfrica, tropas de Zaire y los soviéticos, pero solo Cuba envió 450,000 cubanos (entre soldados, médicos, técnicos y maestros) a luchar por su liberación.

Es interesante ver a un Nelson Mandela recién liberado después de tantos años de prisión en Sudáfrica. El primer viaje lo hace para agradecerle a Fidel su involucramiento en la situación de los países africanos, pues la involucración cubana en Angola produciría el retiro del Apartheid de Namibia, permitiendo su independencia, y la minimización de su poder en Sudáfrica.

Después de esta etapa, por la cual hasta la URSS le reprocharía a Cuba su ímpetu (pues a los soviéticos, como superpotencia mundial, no les interesaba el bienestar del Tercer Mundo sino sus propios intereses, mientras que Cuba, en cambio, se reconocía como parte de esta minoría explotada) vendría la caída de la Unión Soviética y la Perestroika, además de Chernóbil, situación que recortaría el apoyo al pueblo cubano en sus movimientos revolucionarios tercermundistas y a su sueño de cambiar el mundo, talvez no necesariamente a un mundo comunista en sí, sino a un mundo mejor. Menos desigual. Este era el sueño guajiro.

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