Cuando una fotocopia se vuelve indignante


María Alejandra Guzmán_ Perfil Casi literalPese a que es una práctica común adquirir películas piratas y descargar música ilegalmente cuantas veces queramos, todos sabemos que esto no es correcto desde diversos puntos de vista. Sin embargo, muy pocas personas perciben el acto de fotocopiar un libro completo como una acción incorrecta desde el punto de vista ético y jurídico-penal.

El acto de fotocopiar libros es una práctica tan común como comprar atol en la mañana, y lo más preocupante es que la gente no lo considera ilegal o incorrecto salvo quienes laboran dentro de la industria editorial o periodística. En pocas palabras, una minoría.

No es un secreto que dentro y fuera de universidades (con algunas excepciones) se reproducen copias de libros completos sin la autorización de las personas correspondientes. Incluso catedráticos universitarios fomentan esta práctica, y el estudiante justifica su accionar con la excusa que no cuenta con recursos económicos para comprar un libro original. Puedo entender que en Guatemala más de la mitad de la población vive en condiciones limitantes y el país se caracteriza especialmente por sus altos niveles de desigualdad social y económica, sin embargo, no por esto quien compra o vende fotocopias de libros deja de incurrir en una acción ilegal y nada ética.

Ahora bien, aunque la reproducción no autorizada de libros y cualquier otro tipo de obra está sancionada en el Código Penal, de sobra sabemos que las leyes en nuestro país no son más que papeles con letras muertas, pues es evidente la escasa voluntad política para que nuestras leyes sean cumplidas a cabalidad.

Y tampoco dejemos de lado el hecho que pocos conocen las leyes, decretos y reglamentos relacionados con los derechos de autor y las violaciones a los mismos. Esto aunado a las otras premisas origina la reproducción ilegal de obras bibliográficas; y la sociedad entera, en mutis total justificando sus acciones como producto de la crisis económica.

Abiertamente exhorto a estudiantes, docentes y población en general a evitar reproducir libros de forma ilegal. Sé que pese a que esto es un delito, es poco probable que le sancionen por proceder de esta manera; no obstante le invitaría a reflexionar un poco al respecto. Usted debe saber que detrás de la producción de un libro hay toda una cadena de procesos: creación, edición, diagramación, distribución, etcétera; y que detrás de todos esos procedimientos hay gente que se sostiene económicamente de lo que esta industria genera.

Es hora de que nos demos cuenta que detrás de los libros fotocopiados no hay nada que aplaudir ni justificar.

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