Todos y ¿todas?


María Alejandra Guzmán_ Perfil Casi literal¿Es válido decir “todos y todas” para evitar el sexismo? ¿Es apropiado el desdoblamiento de género al hablar y al escribir? Desde una perspectiva lingüística suena redundante y quizá poco funcional cuando hablamos. Por otro lado, apoyo los esfuerzos encaminados a erradicar el machismo y la búsqueda de la equidad de género; entonces dicho desdoblamiento se convierte en un dilema para mí al comunicarme, es como si me dieran a elegir entre ser práctica o ser incluyente.

No obstante, ese dilema personal tiene los días contados. Aunque esté a favor de la promoción de una sociedad más equitativa, considero que quienes elaboran guías acerca del lenguaje incluyente deben tomar en cuenta las consideraciones que los lingüistas de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) proponen al respecto.

En el informe “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer” elaborado por Ignacio Bosque y avalado por el pleno de la RAE, podemos encontrar argumentos sólidos para poner fin a las disyuntivas relacionadas con el uso del desdoblamiento de género y otros elementos relacionados con el lenguaje inclusivo. Este documento analiza minuciosamente nueve guías elaboradas para evitar el lenguaje sexista en todas sus formas.

En primer término, Bosque afirma que de las nueve guías analizadas solamente en una se toma en cuenta la participación de lingüistas para su elaboración. Asimismo, se enfatiza que las causas de los problemas derivados del sexismo no tienen ninguna relación con la morfología de la lengua española y por lo tanto no se resuelven modificándola de forma injustificada. En ese punto estoy completamente de acuerdo.

Ser o no incluyente no es una cuestión lingüística, sino de sensibilidad social y de comprensión histórica. De hecho, creo que el problema principal en temas de género no radica precisamente en la exclusión sino en la infravaloración del rol femenino a lo largo de la historia de la Humanidad. Si no somos capaces de comprender esto, así redactemos millones de guías sobre lenguaje incluyente, será imposible modificar los paradigmas erróneos generados por un sistema patriarcal y paternalista que promueve la sujeción femenina ante el “poder” de una figura masculina.

Los exhorto a leer dicho informe y quedará en ustedes aplicar o no los criterios establecidos por la RAE. A fin de cuentas, como ya lo mencioné, la reivindicación del papel que desempeñamos las mujeres va más allá de cuestiones lingüísticas, aunque no está de más seguir reflexionando y debatiendo en torno al lenguaje incluyente, pues quienes promueven el uso de dicho lenguaje lo hacen con la noble intención de construir una sociedad más justa.

Rompan las reglas de la RAE si consideran que éstas no se ajustan a su cosmovisión personal respecto a temas de género, pero por consideración a quienes preferimos ser prácticos y precisos en el uso del lenguaje, no abusen.

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6 Respuestas a "Todos y ¿todas?"

  1. Leo De Soulas dice:

    Yo estoy completamente de acuerdo con que desaparezca esa distinción inútil de género en en el lenguaje, porque eso me haría suponer que la mesa tiene menos fuerza física que el teléfono, pero mayor fuerza psicológica. Absurdo pensar así. Ahora bien, ojalá y los mismos lingüístas académicos usaran los mismos argumentos lógicos para desmitificar muchas cosas de la academia misma, como llamarla Real, en un intento inconsciente de seguir imponiendo, a través de la lengua, intereses colonizadores. Además, absurdo que ningún lingüísta de esta «real» institución aún no haya tenido la cabeza para razonar sobre usos absurdos como Su Alteza (y no su alteza), Su Majestad (y no su majestad), el Señor de los cielos (y no el señor de los cielos). Si bien es cierto que la lengua, a diferencia de los números, es un código donde no siempre se puede ser racional; muchas de las irracionalidades que hay en ellas parecieran obedecer a relaciones jerárquicas de explotación, perpetuadas por una tradición absurda que nos aplasta por años.

    1. María Alejandra Guzmán dice:

      Muchas gracias Leo por la lectura. Saludos.

  2. ¡Ah, mi querida María Alejandra! Otra vez disfruto con tus comentarios acertados, concretos y sensatos. En mi país se ha puesto de moda el «todos y todas», tanto que me han hartado. Y si bien Leo agrega elementos que también son para reflexionar, quisiera volver a enfocar la cuestión: ¿es el lenguaje una manera de influir en la sociedad o sólo una manera en la que los miembros de esa sociedad se manifiesta? ¿Sólo porque en el discurso escrito u oral hagamos explícita la presencia femenina (y en segundo término siempre, no vayamos a confundirnos), esa presencia es mayor? Desde mi punto de vista no hay sociedad que se haya construido SIN la presencia femenina. El encubrimiento de su gravitación no la excluye más que del discurso. De hecho, mi país se ha sustentado en la labor de literatas, actrices, cantantes, obreras, investigadoras, médicas, enfermeras, abogadas, arquitectas y amas de casa. Todas ellas con la grandeza y la generosidad humana a flor de piel, madres de los hijos y los proyectos que le dieron forma y belleza al camino, amables jardineras que han quitado los yuyos, las piedras y las pestes más feroces de entre los rosales, sin temor a las espinas. Gracias por hacernos sentir (a nosotras) que tenemos una voz más para sumar a este coro.

    1. María Alejandra Guzmán dice:

      Me alegra que este artículo sea un aporte útil para la discusión acerca del lenguaje incluyente. Una vez más, gracias por la lectura. Saludos cordiales desde Guatemala.

  3. MonSenorA dice:

    Un saludo cordial, desde mi hermoso país: Colombia.

    Respeto profundamente sus comentarios, aunque pensamos diametralmente diferente.

    Por mi parte, seguiré haciendo campaña a favor de la inclusión de la mujer, dentro del lenguaje. Como muy bien lo dice la Secretaría Distrital (de Bogotá) de la Mujer: «Lo que no se nombra, no existe». E invisibilizar a la mujer, es cosa que no solo hace El Vaticano, al excluir a la mujer, de su legítimo derecho a ser ordenada sacerdotA, sino que lo hace cada persona del planeta, que habla o escribe, únicamente en términos masculinos, como si aún estuviéramos, en la oscura edad media.

    MonSeñorA. Blog: monsenora.wordpress.com

    1. María Alejandra Guzmán dice:

      Muchas gracias por la lectura y por sus comentarios. Saludos cordiales.

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