El edificio Yumimoto es moderno, pantagruélico y sombrío. Desde el último piso puede verse Tokio, la capital del imperio de las jerarquías.
La protagonista de esta deliciosa novela es una joven belga cuyos pasatiempos son la tristeza, la trasparencia social y el desconcierto. Es mujer y occidental: todo un fracaso en una sociedad obsesionada con el éxito, la perfección y la pulcritud. Sus jefes no la estiman y se divierten torturándola con tareas kafkianas. Ella es voluntariamente ineficaz y desafiante; en privado, su femineidad es una herida ambulante, desencajada y apátrida.
Esta novela breve, de menos de cien páginas, esconde muchísimos aciertos. Puedo adelantar dos: su estilo conciso y su delicada disección de las relaciones machistas y jerárquicas en las oficinas del mundo posmoderno.
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