Behind the stand-up: entrevista a Vero Solís, de Los Salidos


Rubí_ Perfil Casi literal «El stand-up es teatro de alienación solo si arrastramos ideas clasistas y las legitimamos en supuestos; si creemos que el único teatro válido (teatro culto) es el teatro académico».

A principio de año tuve la dicha de conocer a la comediante guatemalteca Verónica Solís, integrante del colectivo de stand-up comedy Los Salidos. En aquella oportunidad, cuando el grupo dio una función en un rincón de la zona 4 de la ciudad de Guatemala, la idea era entrevistarla primero, para después ver el show de Los Salidos y por último desahogar en la computadora aquella experiencia que prometía dejar doloridos mis músculos abdominales. Sin embargo, no pude presenciar la función sino hasta hace una semana, cuando Los Salidos se presentaron de nuevo; esta vez con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a los sobrevivientes de la tragedia del volcán de Fuego, ocurrida el pasado 3 de junio en Guatemala.

Ese jueves 21 de junio hubo un diluvio apocalíptico en la ciudad; llegué a la función con los pies empapados, el maquillaje chorreado y de mal humor; necesitaba reír un poco. Poco a poco la sala se llenó con público de todo tipo (más hombres que mujeres) que al igual que yo, pero con la ropa seca, querían salir del lugar llevando consigo algo de los comediantes y dejando algo de sí mismos (y así fue). Cada standupero hizo su rutina no sin antes desnudar sus cicatrices y hablar desde la herida.

En febrero, Verónica, una trabajadora del Estado mejor conocida en el medio del stand-up como «La Vero Solís», compartió conmigo cómo comenzó en el mundo de la comedia y cuáles fueron los primeros pasos de Los Salidos.

Y es que un standupero ―dice Vero― comienza a hacer comedia sin darse cuenta. «A mí me gustaba compartir con mis amigas del colegio los chistes populares; los leía en internet, me los aprendía y se los decía. Cosa rara, a la vez era tímida. Contar chistes es mi mecanismo de defensa. Cuando me siento muy ansiosa, comienzo a bromear».

«A veces se llega al stand-up sin buscarlo», cuenta. «La primera vez que yo vi a un standupero fue en la universidad, en un curso de locución. Dije: ¡Qué capacidad para hacer reír!, y me encantó. A partir de ahí comencé a buscar más estanduperos. Conforme fui creciendo me pregunté si en Guatemala se hacía stand-up. Me metí en internet y encontré una página que se llamaba Stand-up comedy en Guatemala, donde impartían un taller de escritura cómica. Me inscribí en el taller; ellos me enseñaron las bases de cómo escribir stand-up porque hacerlo no es improvisado así como se ve, sino que lleva una estructura».

Fue el 3 de octubre del 2015 cuando Verónica hizo stand-up por primera vez. Ella asegura que la experiencia la transformó; dice: «Sí, tenía pánico escénico pero el stand-up me liberó».

Según Vero, las bases de la comedia son verdad dolor y tiempo. Dice «la verdad es la experiencia ―el tiempo―, el dolor es proyectivo, es decir, la naturaleza humana es así, nos da risa cuando alguien se cae o cuando le pasa algo malo: ahí está la risa y los standuperos usamos eso. Es más o menos como la «noción de proyección» de la que hablan los psicólogos. De hecho, el stand-up es eso, no solo entretener sino hacer que la gente se identifique».

Rubí Véliz Catalán: ¿Por qué Los Salidos? ¿Son salidos porque son libres o porque los «salieron»?

Verónica Solís: No recuerdo cómo dimos con el nombre Los Salidos. La mayoría nos habíamos salido de otro grupo de stand-up comedy; algunos no se llevaban bien, querían más libertad. Al sentarnos a pensar en algo que nos describiera como colectivo quisimos algo que nos definiera como comediantes de humor negro; sin tapujos. Y pues, leyendo e investigando un poco, nos topamos con una frase que dice «el guatemalteco, cuando no es metido, es salido». ¡Bingo! Aunque también se dio porque muchos de los standuperos del colectivo se habían salido o los habían salido de otros grupos.

RVC: ¿Cómo es el gremio de la comedia? ¿Es amplio o unicéntrico?

VS: Pues es híbrido. Como te comenté, ya había un grupo de standuperos de humor más «refinado», en cambio nosotros sí nos damos el permiso ser soeces. Eso no significa que en la vulgaridad esté la comedia; tiene más qué ver con el ingenio. Se da mucha libertad al comediante, por eso hicimos otra propuesta; el otro gremio era un poco cerrado, sobre todo porque la mayoría eran varones; muy pocas mujeres.

RVC: ¿Por qué crees que hay más hombres que mujeres en el stand-up comedy?

VS: Ah, eso se debe a cómo nos criaron (o nos siguen criando) en Guatemala. Esa crianza da como resultado a una mujer recatada. Por ejemplo, yo tuve una pareja que decía que las damas no cuentan chistes. Esa misma crianza genera complejos y a algunas comediantes les da miedo romper con esos complejos.

RVC: En términos de público, ¿cómo ves a las mujeres? ¿Asisten al show de stand-up?

VS: Sí, pero predomina el público masculino por las mismas razones de crianza y modelos de conducta que limitan el comportamiento de las mujeres. Eso lo vemos cuando pasamos las encuestas de las redes. Son pocas las mujeres que nos escriben para felicitarnos. La doble moral es un problema. Está mal visto que las mujeres hablemos de sexo. Por lo regular, a nadie le espanta que un hombre hable de sexo.

RVC: Como profesional de la comunicación ¿qué opinas de ese fenómeno?

VS: Todavía somos muy temerosas para decir las cosas. Es complejo porque esos vicios comunicativos fomentan el machismo. Yo busco romper con ellos siempre que puedo. Por ejemplo, hago chiste de mi aspecto físico y no todas las mujeres se atreven a hacerlo por aquello de los estándares. Para mí eso es el stand-up: romper esos paradigmas y decir que las mujeres también podemos opinar y comunicar inquietudes, quejas, crítica y perder el miedo. Y algo que me choca es oír cómo se hace chiste de nosotras: «las mujeres son dramáticas, son exageradas, son celosas». No valoro al standupero sexista porque el sexismo es un recurso fácil. Si nos subimos a un escenario a comunicar nuestros problemas desde nuestra experiencia, dispuestas a cualquier respuesta, el standupero sexista debería verlo. Después de todo, el stand-up no solo es comedia, sino un discurso elaborado. Cuando nosotras hacemos chiste de las carencias masculinas respecto al tamaño del pene, la calvicie prematura y demás cosas, la mayoría de hombres del público no se ríe.

RVC: ¿Cuántas mujeres integran Los Salidos?

VS: Al principio éramos cuatro. Algunas ya no siguieron y ahora solo estamos Angélica Quiñonez y yo. En los gremios emergentes hay más mujeres integrándose y eso ha permitido mayor aceptación. En un inicio compartí el escenario con puros hombres; fue difícil. Hemos crecido; de momento ya somos once comediantes de distintas disciplinas: abogados, ingenieros, comunicadores, etcétera. De hecho, el 5 de agosto es el segundo aniversario de Los Salidos.

RVC: ¿Qué hace un standupero cuando nadie se río de su rutina?

VS: Si la gente no se ríe, lo recomendable es dejar el escenario. Dar gracias y desaparecer. Hay que preparar el estado de ánimo. Es recomendable meterse en la rutina y dejar problemas ajenos afuera. Eso de que la gente huele el miedo sí es cierto. La producción también tiene mucho que ver en la recepción de la rutina; las luces, por ejemplo. Las personas se sienten más libres de reírse al estar a oscuras. Hay que evaluar incluso fechas o el clima para que todo funcione.

RVC: Desde afuera, ¿cómo ves el stand-up comedy?

VS: Veo que se siguen haciendo chistes de los mismos temas: relaciones de pareja, fútbol y demás. Yo, como público, quiero saber otras cosas, por ejemplo, ¿qué piensa un comediante de cuando les toca cambiar una llanta y no puede? Un trabajo de más observación y menos repetición.

RVC: Se dice que el stand-up es entretenimiento vacío. ¿Qué opinas al respecto?

VS: Tienen razón cuando arrastramos ideas clasistas y las legitimamos en supuestos. Es decir, el stand-up es teatro de alienación solo si creemos que el único teatro válido (teatro culto) es el teatro clásico o académico. A veces la culpa de esa reputación la tiene el comediante por dar un material mediocre. No es válido reciclar. Pese a que hay tipos de teatro ―no voy a decir cuál― (se ríe) que lo hace y, para sorpresa, se mantienen con lo mismo, con eso no hacen más que subestimar al público. Eso no lo convierte en arte de la comedia. Es cierto que no nos gusta cuestionarnos, pero el artista no debe tomar ventaja de ese defecto social. Hay que dejar claro, eso sí, que nosotros hacemos humor-opinión, no obras teatrales. No hay personajes; sí hay teatralización pero no hay invención de personajes: el standupero es el personaje en sí mismo, se desnuda, se vulnerabiliza y se atiene a la reacción del público.

RVC: ¿Los Salidos ofrecen rutinas en eventos?

VS: Sí, aunque nos limitan. Cuando nos invitan nos advierten: «no digan palabras soeces», «no hablen de religión, política o sexo». Usualmente mantienen la exigencia del humor blanco. Hay lugares ―convivios, por ejemplo― donde nos dan más libertad de expresión. La censura hace que se pierda el sabor de los chistes; cambiar el formato no siempre es bueno.

RVC: Ya casi para terminar, ¿cuáles son los cinco pecados del standupero?

VS: ¿Pecados?

RVC: Sí, cinco cosas que no debe hacer.

VS: Lo primero, es copiar material. Ese ES un pecado capital. No se debe copiar material de memes, de otro standupero o de recursos de internet. Todo debe ser original. Segundo, la envidia. No se debe ser envidioso con sus compañeros y hay que apoyarse en cuanto a opiniones o sugerencias. Tercero, culpar al público cuando no se es bien recibido. El público llega, está pagando y tienes que dar lo mejor de ti en el escenario. No se vale culparlo porque llega a verte. El comediante está en deuda con el público. El cuarto (para una mujer) es limitarse por miedo. Si va a hacer comedia, debe amarrarse a su dolor, si no, no funciona. Debe dejar los esquemas de lado y cuidarse de no tomar el camino fácil; no irse por el chiste sexista o machista. Aunque sea gracioso, no hay reflexión en eso. Y por último, adaptarse al público en vez de esperar a que el público se adapte a su rutina. Eso se refina solo con la experiencia. Hay que ser abucheado a veces para ser aplaudido.

RVC: ¿Cuál es el futuro de Los Salidos? ¿Qué planes tienen?

VS: Antes había rivalidad, pero desde hace algunos meses colaboramos con otros colectivos. Hemos pensado en salir de gira por Centroamérica y relacionarnos con los grupos de standuperos de los demás países de la región con el fin de expandirnos o unirnos al festival internacional de Costa Rica. Los Salidos apuntamos a eso y queremos invitar a gente de afuera. Además, estas iniciativas se sostienen mayormente con lo que sale de los shows y no es suficiente porque el stand-up no es un sueldo, no da para comer.

Hay mucho más acerca del stand-up y de Los Salidos. No queda sino llegar, verlos en acción y fumar la pipa de la paz con nuestra humanidad deshumanizada tan risible, tan volátil.

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