Articulación


Sergio Castañeda_ Perfil Casi literalEl mundo reparte cotidianamente crueldad, egoísmo y violencia. No es casual que las generaciones post Segunda Guerra Mundial en Europa entraran en una órbita de indiferencia, desánimo y desconfianza entre unos y otros tras haber vivido semejantes atrocidades. Así mismo sucedió (sucede) tras el conflicto armado interno que tanta repercusiones histórico-sociales ha tenido en los años recientes de este país.

En estos tiempos, la lucha por no dejar conquistar nuestra subjetividad llega a ser de fundamental importancia; pero claro, no es tarea fácil: la tecnocracia ha sabido hackear (utilizo un término digno de la época actual) diversas vertientes  que orientan a los entes hacia un pensamiento crítico, hacia el reconocimiento historicista del suelo donde causalmente nacimos y que forma rasgos de nuestra idiosincrasia, e incluso, este hackeamiento llega a extremos alienantes, donde la introspección para el autoconocimiento de cada individuo pasa a un plano de casi nula importancia.

Fundamental será comenzar a articular diversos esfuerzos y propuestas tanto de diálogo y debate como de movimiento y organización. Fomentar a las nuevas generaciones la importancia de mantenerse al tanto de los sucesos y coyunturas que vivimos, y así visualizar que en esta etapa de la historia es posible una ciudadanía crítica, integrada y con deseos de embarcarse en ese importante y valeroso camino que es el compromiso y la defensa de la dignidad humana.

Acá, a lo largo de la historia, se ha creado una ciudad y no un país. Nunca se ha buscado crecer integralmente (salvo en la primavera democrática, la cual ya sabemos cómo la marchitaron) y ver hacia dentro. La unión llevada a la resistencia parece ser parte del pasado, la vislumbramos en blanco y negro, pero ha existido y ha sido respuesta a un sistema que despojó, reprimió, desapareció y mató; y, ¿acaso no lo sigue haciendo hoy?

Fundamental es que las instituciones y movimientos —que hoy aún se resisten a los abusos del estado— se enfoquen en la autocrítica, reconozcan sus errores de antaño y del presente por el bien de sus causas, y además, la búsqueda de un crecimiento y una articulación entre las diversas propuestas y levantamientos.

Reconociendo que el pilar fundamental de la articulación popular es una solidaridad real, será necesario dejar atrás paternalismos y toda postura hermética y reconocernos diversos pero participes de un compromiso ante la misma realidad. Se trata de sensibilizarse y comprender esa vinculación entre unos y otros que conforma lo que llamamos humanidad, y así experimentar esa fraternidad que se alcanza a través del conocimiento del individuo por los individuos y que reconoce al ser humano como tal, más allá de que éste, desde su peculiar particularidad, piense o luzca distinto. Concebir esto querrá decir que hablamos de un compañerismo que va más allá del simple espíritu gregario.

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