El necio Galeano


Sergio Castañeda_ Perfil Casi literal«Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres».

El día de ayer amaneció con la noticia de que había abandonado este jodido mundo Eduardo Galeano, militante incasable de las letras. Este uruguayo se negó empedernidamente a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. Su trabajo fue de compromiso total con la América Latina y sus venas que cada vez se abren más.

Eduardo Germán María Hughes Galeano rigió su obra desde la seria investigación periodística (que tanta falta hace en estos tiempos), desde la convicción de que este no es el mejor de los mundos posibles y que en una realidad como la actual, donde el silencio resulta insoportable, el ser humano no puede permitirse caer en la simple contemplación, sino que por el contrario, debe tomar la palabra y comprometerse con su entorno y con el tiempo del que forma parte.

El necio Galeano fue, sin lugar a dudas, un referente de resistencia y solidaridad con los pueblos de esa América Latina que tanto quiso. Y sí, lo nombro como “necio” porque no declinó en su lucha, en su idea fija; lucha e ideas que resultan cada vez más agotadoras y poco satisfactorias, pero justamente allí se reconoce el temple de este futbolista frustrado que no flaqueó y nos invitó siempre a deconstruir lo sistemáticamente establecido para construir una experiencia real de dignidad humana.

Inevitable que este tipo de noticias se puedan conocer sin que la tristeza y/o la melancolía se hagan presentes, por lo que es justo que vengan a visitarnos en estas circunstancias en nombre de la congruencia, consecuencia y respeto a la obra de aquellos que han decidido elegirse y elegir el camino del aprendizaje, del conocimiento, del delirio poético y del compromiso periodístico. Lo importante es que por encima de esa melancolía esté el escudriñamiento de su obra y la reflexión de lo que han aportado a este mundo necesitado de necios que no confunden lo grande con lo grandote; pues el necio Galeano sabía cuánto daño hace la indiferencia y se negó a caer en ella y a callarse la boca. Salud pues, por Eduardo Galeano, por Günter Grass, por Juan Gelman y por otros necios dignos.

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