El espíritu ciego del progreso humano


Hans Noack_ Perfil Casi literalHace ya un tiempo que he dejado de prestar atención al rumbo en el que se dirige la humanidad. No hablo de apatía o desinterés por el acontecer mundial ni desgano por conocer los hechos que marcan día a día nuestra historia actual. Mi desapego más bien obedece a un instinto muy personal de aversión ante lo que me ha parecido ser un sistema sin otro propósito más que el de alimentar los deseos de interés, codicia y conveniencia de los grupos más privilegiados de la sociedad. A escala global este parece ser el panorama general que impera entre las clases sociales, cerrando el campo para el desarrollo colectivo y dejando lugar solo al enriquecimiento sin límites que deviene de la cultura del consumismo en que vivimos.

He dejado de ver progreso en comodidades y lujos. He dejado de verlo en la construcción de edificaciones ostentosas dedicadas a sustentar el gusto por el gasto en las personas. A esto solo le puedo llamar crecimiento, nunca desarrollo. En algún momento la línea del progreso de la especie se retorció sobre sí misma, generando un círculo de crecimiento desmedido retroalimentado por la energía de los que permanecemos hostigados en él, acelerando infinitamente hacia su propia implosión sin dirección ni rumbo alguno, llegando a ninguna parte más que al mismo punto de partida.

El progreso lo encuentro en la igualdad, el entendimiento, la empatía y la aceptación. ¿Por qué es tan difícil vernos en los ojos de los demás? Estamos todos juntos en esto después de todo, pero este vínculo que nos enlaza continúa siendo invisible a nuestro pensar y sentir. La desdicha de una persona significa desdicha para todos. El progreso no vendrá sin igualdad.

La consideración incondicional hacia los otros es lo único que podrá validar nuestra existencia en la corta estadía que pasamos en este lugar. Aun cuando quizá ya estemos girando fuera de control hacia nuestra destrucción, nunca es tarde para empezar a actuar con reciprocidad ante lo que le debemos al prójimo.

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1 Respuesta a "El espíritu ciego del progreso humano"

  1. Leo De Soulas dice:

    Las modernas sociedades del cemento, las comodidades y las prisas de las personas embotadas por su queahcer, solo nos queda vernos los unos a los otros como extraños, sin reconocer nuestra humanidad. Somos eternas islas a la deriva, que nos miramos con extrañeza, en la más desoladora de las soledades, incapaces ya de sentir, y solo dispuestas a pasar por encima de quien podamos para llevar a final término nuestras miserables metas individualistas.

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