El liderazgo femenino según Edie Falco


Javier Stanziola_ Perfil Casi literalEdie Falco ya no tiene que actuar para ganarse la vida. Ella solo debe hacer pequeñas modificaciones al personaje que construyó para Los Sopranos para que sus millones de admiradores —como mi esposo y yo— sintonicen cualquier subproducto televisivo en el que participe.

Luego de su volátil y exasperante Nurse Jackie, ahora la Falco interpreta a Tommy, la jefa de policía de la ciudad de Los Ángeles. Como dicta la rutina de dos hombres gays casados en busca de destruir la humanidad por el solo hecho de haberse casado, la noche de estreno de Tommy, mi esposo y yo nos sentamos frente al televisor con popcorn y té de camomila en mano (después de las 8 p.m. el vino y la cerveza ahora nos causan agruras, castigo a nuestros planes de exterminio de los heterosexuales).

Acostumbrados a las fórmulas televisivas de los enlatados de Trumplandia, esperábamos ver a la Falco kicking ass, haciendo bullying a todos los dinosaurios del sistema policial que piensan que la mujer calladita es más bonita y vociferando «Fuck you, Martie» cada diez segundos. Después de todo, eso es lo que es una mujer empoderada hace, por lo menos en proyectos culturales con millones de dólares de presupuesto.

Pero lo que vimos en los dos primeros episodios de esta serie fue altamente revolucionario. Tommy es, sin duda, el cliché de la mujer compleja que los networks estadounidenses aman: divorciada y lesbiana. Ella prefirió su carrera a su hija y ahora paga las consecuencias de tal afronta. Y como herramienta floja para explicar de dónde viene el personaje, ya ha hecho dos —quizá diez— discursos aleccionadores y acartonados sobre lo excepcional de ser una mujer policía al mando.

Lo revolucionario ha sido ver que lo que siempre pintan como debilidad en las series gringas es la fortaleza de este personaje. Tommy lleva las emociones a flor de piel y usa ese poder para medir y reducir la carga disruptiva en los conflictos. Tommy sabe ponerse en los zapatos de la otra persona para resolver casos complejos sin mentir ni manipular. En sus cálidas manos la empatía es un bálsamo que no solo alivia, sino también transforma. Y si esto fuese poco, la impulsividad testosterónica de casi todos los hombres que trabajan con ella es constantemente contrastada con su insistencia en basar sus decisiones en evidencia.

Tommy habrá tenido que esconderse bajo un nombre masculino para entrar a la fuerza policial, pero ha sido su capacidad de demostrar liderazgo centrado en el prójimo lo que la ha llevado a la cima de su carrera.

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