Universidad de Panamá: «Los valores familiares prevalecen en las familias heterosexuales»


Javier Stanziola_ Perfil Casi literalPanamá es un melodrama que se escribe solo.

Recientemente, la publicación en línea «Hacia la luz», de la Universidad de Panamá, entrevistó a la directora del Instituto de la Mujer de este centro académico. Por si no lo saben, esta universidad es el único lugar en Panamá que ofrece una maestría de género. Y por si no la conocen, la directora de este instituto es la escritora y poeta Delsa Pérez de Saavedra.

En la entrevista, la poeta nos lleva aún más lejos de la luz, compartiendo con todo Panamá sus firmes creencias. Sin mucha rima nos dice que la familia panameña está constituida por un padre, una madre y los hijos. La directora del Instituto de la Mujer —inspirada por Eva y Caín incestuosos y asqueada por Abel y Caín dick-docking— nos explica que «biológicamente estamos hechos para una relación hombre-mujer y una relación que no es de ese tipo implica otros cambios y… no estamos tan evolucionados para aceptarlos». Y aquí viene el cocotazo grasiento, según la «experta» en temas de género: «los valores que pueden ser inculcados a través de una pareja heterosexual, van a ser diferentes a los de una pareja homosexual, ya que la figura del padre enseñará valores distintos a los que enseña la madre y probablemente eso es lo que produce un equilibrio».

No conozco a la poeta-directora. De hecho, intuyo que ella piensa que sus declaraciones son conciliadoras; por lo tanto, mi frustración no va a dirigida hacia ella. Esta publicación de la Universidad de Panamá es un cocotazo al alma porque refleja el estado del mundo intelectual del país al final de Centroamérica. En lugar de estar aplicando a fondos de investigación para explorar la diversidad de las experiencias y trayectorias de las familias panameñas, muchos intelectuales repiten en sus aulas los que les enseñó su profesor pifioso de secundaria hace cuarenta años. En lugar de replicar los miles de estudios a nivel internacional sobre la neutralidad de la orientación sexual en su capacidad de ser padres, muchos intelectuales se unen ciegamente a movimientos políticos y religiosos que buscan poder hundiendo a los marginados.

En realidad, el asunto es peor. Muchos intelectuales viven en el mundo de los grandes eruditos donde todo lo que hay que hacer es leer a los autores que otros autores recomiendan y repetir las mejores líneas con aires de «yo lo sé todo». En muchos campos, el mundo académico donde se realizan estudios investigativos siguiendo un método científico transparente y sistemático está en su infancia. Algunos intelectuales ignoran que, por ejemplo, pueden ir a Google académico, escribir «familias homoparentales» y leer miles de estudios en español e inglés, pero ninguno de Panamá sobre el tema. Eso no solo podría ayudarlos a exorcizar los tantos mitos tontos que los dominan, sino también les daría material para aplicar a los limitados pero extremadamente valiosos fondos de investigación con los que contamos en Panamá.

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