La novela no deseada


Vivian Mayén_ Perfil Casi literal

Hace ya un buen tiempo me encontré con un cuento que me introdujo a una de las historias más realistas que he leído, no solo por el contexto en el que se lleva a cabo el relato, sino por su lenguaje tan enriquecedor. Es tan nuestro, que es inevitable no sentir nostalgia. Dicho cuento, cuyo nombre era “Los mendigos políticos”, no viviría por mucho tiempo como tal.

Leo una y otra vez ese cuento. Lo real-maravilloso de su trama consiste en la complejidad de las vidas de sus personajes, y cuyos nombres dicen más que mil imágenes; El Patahueca, El Mosco, El Pelele, El Viuda, Cara de Ángel. El título original, bastante explicito, hubiese quedado muy bien sin importar la época.

Sin embargo, el París vanguardista de los años 20 junto a los tantos cafés que le permitieron compartir anécdotas, realidades y rivalidades con sus iguales, hacen que su autor considere la  novela como una alternativa, relegando así el nombre del cuento a solamente un recuerdo. La novela no era su meta, pero las circunstancias y la materia prima de su cuento se lo permitieron.

Aunque hoy la conocemos como la más grande novela de nuestro país, en sus inicios enfrentaría el rechazo y la falta de financiamiento (nada nuevo). Hubo que recurrir a la familia, y una vez más la madre, en secreto, sale al rescate, logrando así la publicación de la tan ansiada primera novela. No obstante, era su año, pero no en su tierra; tendría que emigrar a otros mundos para que su obra fuera leída y así trascender.

El título tan recordado no es obra de su autor, pues él tenía en mente “Tohil” o “Malebolge”, sin embargo la sugerencia de Bartolomé Costa Amic no pudo ser más acertada. Este cuento cumple su función de novela en 1932, sin embargo la primera edición no aparece sino hasta 1946 en México, mientras que en Guatemala se publica hasta 1969 gracias a la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Fue así como Miguel Ángel Asturias llevó del infierno al paraíso El Señor Presidente. el cuento que se convirtió en una novela que hoy le queda grande hasta a los más pomposos preámbulos y presentaciones.

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