Ahora es Noruega


Jimena_ Perfil Casi literal

Uno de los aspectos positivos que trajo todo lo relacionado al juicio de Ríos Montt, fue que la sociedad en sí se desenmascaró: la “clase pudiente”, la oligarquía guatemalteca, fijó sus armas hacia la cooperación internacional y hacia todos aquellos que defienden la vida, el honor y los derechos humanos. La clase media siguió cual cordero, como toda la vida, los argumentos de aquellos fanáticos  dueños del dinero y despotricó repitiendo palabra por palabra todos aquellos “argumentos” utilizados para negar el genocidio y así, más que librar al ex general, librarse de su propia responsabilidad.

Todo esto ha dejado ver qué tan racista y clasista es esta sociedad. La “clase baja”, los pobres y los miserables, seguirán luchando por comer diariamente. ¿Por qué menciono todo esto? Hace unos días, almorzando con unos compañeros laborales, éstos hablaban de las personas que se estaban manifestando en las afueras de un hotel cinco estrellas de la zona 10, entretanto que adentro se llevaba a cabo una actividad relacionada con inversiones extranjeras para el país.

Indignados e indignadas, y para mí, demostrando la incoherencia en la que viven muchos guatemaltecos, levantaban la voz diciendo que todos aquellos eran una partida de huevones, pero que eran peor los que estaban detrás patrocinándolos. Estos compañeros llegaron a varias premisas que, por cierto, me dejaron totalmente anonadada y estupefacta; entre ellas, que los culpables eran los de la cooperación internacional, especialmente Noruega, ya que este país financiaba y proporcionaba de recursos a los manifestantes y de esta forma promovía el caos. Traté de entender por qué decían esto y bastaron unos cuantos segundos para comprenderlo; ahora resulta, según mis colegas —por cierto, todos ellos profesionales—, que Noruega tiene un extraño y profundo interés negativo sobre Guatemala porque no quieren que este país se desarrolle debido a que Guatemala tenía el potencial para llegar a ser aun más próspero que cualquier país europeo, especialmente que los nórdicos.

Otra premisa a la que llegaron, es que Noruega, por tener uno de los sistemas de producción de energía eléctrica renovable más avanzado del mundo y ser uno de los países europeos con mayor potencial petrolífero, patrocinaba a los manifestantes y en general a los habitantes del interior de Guatemala para que a toda costa evitaran que se instalaran hidroeléctricas en el país, ya que solo de esta forma Noruega iba a poder vendernos electricidad. Me quedé helada de escucharlos, pensé, “sí claro, Noruega esta en ascuas por el desarrollo que Guatemala pudiera llegar a tener por las hidroeléctricas”. Cabe mencionar que Noruega tiene un  PIB per cápita de US$ 36,600 solamente superado por Luxemburgo. La esperanza de vida es de 78.9 años y además es uno de los 19 países del mundo donde, según estadísticas, no se detecta analfabetismo. La diversidad cultural en Noruega ha florecido durante los últimos años y las políticas públicas se orientan hacia la integración de varios grupos étnicos y la promoción de la tolerancia. Se encuentra en el puesto 14 del índice de competitividad global, también se encuentra entre los primeros 25 países mas ricos del mundo, la tasa de asesinatos al año es de 1.2 personas; en fin, un país modelo al cual habría que tratar de igualar. (Datos según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, evaluación 2011).

Así es, Noruega es la culpable de que este país este hundido en el subdesarrollo. Risible, ¿no? Este es  un ejemplo de cómo en este país la clase media no hace más que repetir las falacias que la clase pudiente les hace creer, creyendo así que pertenecen o que algún día podrán ser parte de ella. La oligarquía tratando de mantener el “status quo” a través de argumentos que ya se han escuchado antes y que ellos mismos enraizaron en la mente de los ciudadanos hace muchos años, durante la colonia, en contra del indígena, de los sacerdotes simpatizantes de la teología de la liberación, de los temibles comunistas rusos, y ahora, utilizando otros calificativos y otra nación como la perfecta excusa para lograr su cometido, y así, seguir sometiéndonos a su voluntad.

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