La historia de #LadyPeriodista, o la saña de los medios en Nicaragua


2017-05-20-08-59-03-726No voy a empezar relatando lo que sucedió el sábado 18 de marzo por la noche. En internet hay suficiente material al respecto.

Me desperté el domingo 19 por la mañana después de un sueño intranquilo. Decidí que no me importaba nada y que no iría a clases al día siguiente. Pensé: «¿Qué más da? Eso ni siquiera fue noticia, no existe material más allá de una chavala gritándole cuatro verdades a un reportero. Nada va a pasar». Estaba equivocada.

Eran como las 3:00 p.m. cuando recibí el primer mensaje por parte de una colega comunicadora. Ella me enviaba un enlace del muro de Facebook de Jairo Antonio Castillo, un reportero del noticiero Acción 10. Este hombre subió a su cuenta personal un video que iba a cambiar el curso de mi vida y en el que me exponía ante la saña de las masas nicaragüenses.

A partir de ese momento mi teléfono celular no paró de sonar. Una cantidad absurda de gente empezó a enviarme mensajes —tanto públicos como privados— insultándome de todas las formas posibles. Los memes no tardaron en salir a la luz: se burlaron de mi cara, de mis anteojos, de mi profesión, de mi condición de estudiante. Alegaron que no tenía mérito alguno, que era una farsante y que lo hice todo por «fama». A nadie parecía importarle mi versión de los hechos a pesar de haberme dirigido al periódico HOY —un medio de noticias dirigidas a un segmento más popular— para denunciar las calumnias y mentiras de Canal 10. Nada de eso le importó a la gente.

La persona y los testigos implicados en el accidente sintieron horror de pasar frente al lente deforme de los periodistas amarillistas, y esto hizo que no pudiesen alzar sus voces para defenderme. El miedo les apretujaba la garganta y solo pensaban en maneras de alejarse para no figurar de ningún modo. Conseguí testimonios que aún no me atrevo a divulgar, todos anónimos. Tenía toda la atención encima y estaba aterrada, mas no me callé.

Lo que siguió fueron dos semanas de guerra mediática en donde yo me opuse, a como pude, a la mala imagen que Canal 10, en conjunto con Radio YA, transmitieron acerca de mi persona por todo el país, logrando incluso alcances internacionales. El internet estará plagado para siempre de los memes de #LadyPeriodista —como empezaron a llamarme, utilizando hashtag y todo— para luego llamarme «La patética», adjetivo con el cual califiqué a esos medios amarillistas que hacen de las suyas amparados por el corrupto gobierno nicaragüense, ciego e indiferente.

De repente me vi asediada por un gran número de reporteros: unos querían conocer a la nueva sensación de las redes sociales mientras que otros fueron solidarios y me dieron mucho apoyo moral para enfrentar el acoso. Muchos de ellos solo se acercaron a mí para intentar perjudicarme. Los días seguían pasando y en los medios seguían hablando acerca de mí. Llegué a un punto en el que ya no sabía qué hacer. Azucena Castillo López, ex directora de Radio Universidad, me aconsejó iniciar una campaña en contra del ciberbullying y así lo hice.

No me bastaba con denunciar mi caso: quería proteger a la población de las nefastas consecuencias morales a las que están expuestas ante los medios amarillistas del país. Promoví mi campaña a través de medios como Radio Universidad, Programa La Corriente, La Prensa y Periódico HOY. He de destacar, además, el inmenso apoyo de los colegas de Mosaico, noticiero cultural de Canal 6. Otros medios quisieron hablar de mi popularidad pero me negué a prestarme para ese tipo de cosas por temor a recibir más acoso por parte de la gente que no me interesa.

El pasado 3 de mayo la Universidad Centroamericana decidió cancelar, el propio día del evento, mi ponencia sobre la campaña en contra del ciberbullyng. Sí: irónicamente, esto ocurrió en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Los otros ponentes (FADCANIC, Onda local y Radio Universidad) también decidieron cancelar el evento en solidaridad conmigo. A raíz de la noticia amarillista irresponsable de Canal 10 he afrontado consecuencias personales y laborales. Me vi discriminada incluso por profesores de colegios, ignorantes de los verdaderos sucesos, todos alterados a voluntad del reportero Castillo, que se atreve a llamarse a sí mismo periodista. Varios niños y adolescentes se sumaron a esta conducta discriminatoria promovida por estos docentes sin criterio y estos hechos malversados fueron bien vistos tanto por el jefe de prensa de Acción 10, Mauricio Madrigal, así como por Carlos Pastora, el gerente de Canal 10.

Incluso llegaron a lanzar un programa especial en el que varios reporteros adictos a este canal se dedicaron a descuartizarme en vivo: invitaron a un desocupado que hizo un remix burlándose de mi imagen, llegaron a referirse a mí en los términos más despectivos y altaneros que la televisión en vivo les podía permitir. Todo eso me molestó en sumo grado, pero igual seguí contradiciendo todas sus mentiras hasta que poco a poco ellos fueron perdiendo credibilidad con sus acciones ponzoñosas. La gente empezó a creerme.

Sin embargo, hoy sigo lidiando con las marcas indelebles que este canal irresponsable, amarillista y sensacionalista ha dejado en mi imagen pública. No creo que la mal llamada «justicia nicaragüense» me ampare, pero tampoco me importa: me basta con que mi voz trascienda la ignorancia y le llegue a quienes estamos hartos, decepcionados e indignados con los medios de comunicación mediocres que el sistema nos mete a la fuerza a la hora del almuerzo.

Hoy me manifiesto bajo la confianza y apoyo que me ha dado (Casi) literal, y en particular su director, Alfonso Guido. Muchas gracias. Así, con esta crónica, es como vuelvo a retomar «La mera palmera», mi columna quincenal en esta revista. Además se viene Centroamérica cuenta, así que todo esto apenas empieza.

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1 Respuesta a "La historia de #LadyPeriodista, o la saña de los medios en Nicaragua"

  1. Daver Garcia dice:

    Lei tu blog, lo senti sincero y pues que bueno que enfrentes lo que te paso con esa actitud, realmente enamora (sin sarcasmo) no me malinterprete. Lo mejor de las vibras y espero conocerle.

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