40 años de la Cruzada Nacional de Alfabetización en Nicaragua. Tres documentales que hicieron historia


Karly Gaitán Morales_ perfil Casi literalEn los tiempos actuales los nicaragüenses, más que nunca, cuestionan cualquier efemérides o aniversario que tenga que ver con los años de la Revolución Popular Sandinista. Esto es porque lo considerado «bueno» que realizó el grupo de líderes, entonces afiliados al partido en el poder, ha quedado manchado debido a los acontecimientos que hoy corren para la Historia o porque en un sentir popular nunca hubo nada bueno en aquellos difíciles y sangrientos años que vivió Nicaragua; aunque en el imaginario nicaragüense permaneció por muchos años una visión romántica de aquella época.

Lo cierto es que existen acontecimientos que la historia contemporánea de Nicaragua no puede borrar porque un país sin memoria muy difícilmente conseguirá ser una nación de progreso y permanencia. Borrando el pasado no se construye un futuro, y esta máxima aplica para las naciones.

La gran campaña conocida como Cruzada Nacional de Alfabetización, para la realidad de la Nicaragua de 1980 representaba un primordial paso para reiniciar lo que se llamaba entonces la «reconstrucción» de un país. Este concepto se ubica en lo que se vivía ese año y del sentir de la mayoría del pueblo en ese momento: que había recién salido de una guerra en la que el propio gobierno y las instituciones estatales (la policía, el ejército, la fuerza aérea) derramaron sangre en la población a tal punto que fue considerada la insurrección de fines de los setenta oficialmente por los organismos internacionales como un genocidio y las grandes víctimas eran —como siempre han sido— los más pobres y la juventud. Aunque en el proceso de cambio con las políticas revolucionarios hubo otros grandes perdedores y nuevas víctimas: la clase empresarial y los ricos de Nicaragua que fueron expropiados y debieron exiliarse.

A fines de los años setenta en Nicaragua había dos millones 200 mil habitantes, el 51 por ciento de la población era rural y el 80 por ciento de las exportaciones provenía de la agricultura y la ganadería, el 70 por ciento de los nicaragüenses vivían en el campo y eran analfabetas y el 50 por ciento que vivía en las ciudades lo era también. El 80 por ciento de las casas no tenía agua potable en Managua y el 99 por ciento no poseía agua potable en el campo. El pueblo estaba sumergido en una gran pobreza, abandono y en una enorme ignorancia. La Junta de Gobierno decidió emprender en 1979 —siguiendo el modelo de Cuba que también hizo su cruzada hacía 20 años— la campaña de alfabetización como sus primeras acciones y desde los primeros días después del triunfo de la Revolución en julio de 1979 se comenzó a preparar. Las cifras oficiales de ese gobierno anunciaron que el 50.35 por ciento de la población era analfabeta y un 85 por ciento no tenía diploma de primaria.

En 1980 el cine oficialista se realizaba a través del Instituto Nicaragüense de Cine (INCINE) y para los eventos más importantes de la Cruzada filmó tres documentales que con el tiempo hicieron historia porque fueron producidos in situ, en el fervor de la alegría que circulaba a modo de un nuevo «canon» en la sociedad sandinista. Las imágenes fílmicas y fotografías fijas o fotogramas tomados de estos tres filmes llegaron a ser las más famosas de la Revolución Popular Sandinista y así como las fotografías de la fotógrafa estadounidense Susan Meiselas le dieron la vuelta al mundo, estos filmes hicieron el mismo recorrido, y más. La mayoría de documentales que abordan el tema de la Revolución ha ocupado como recursos estas imágenes como símbolo de los años que se vivían. Y se convirtieron esos 33 minutos de cine —repartidos en tres documentales— en los estandartes, iconos o los mayores referentes de este nuevo cine nacional y de la Revolución misma. Fueron estos cortometrajes los que más de usaron como recursos en los propios filmes producidos por el INCINE o en documentales producidos por extranjeros y nacionales desde esa época hasta la actualidad. Has sido las imágenes más utilizadas de la historia del cine nicaragüense en estos 40 años que cumplen en 2020.

Estas películas documentales son Inició Cruzada Nacional de Alfabetización, de 10 minutos y filmado en formato de 35 milímetros y en blanco y negro, dirigido por una joven cineasta, María José Álvarez, que con su corta experiencia en el cine se aventuraba a esta gran responsabilidad de filmar una serie de acontecimientos masivos, históricos e irrepetibles que no se iban a poder volver a ponerse en «escena» así que debían filmarse sin fallas y sin errores. Pero la formación documental que ya se había creado en este equipo de trabajo les permitió estar a la altura de las circunstancias y lograr sus obras cinematográficas sin contratiempos. Entre la serie documental a la que llamaron «Noticieros Incine» este primer cortometraje es el número cinco y fue estrenado en abril de 1980.

El 24 de marzo se inició la cruzada con un acto. Para impulsarla se invitó a la población y a las pocas semanas de la convocatoria abundaban los voluntarios. Se formó así lo que se llamó el Ejército Popular de Alfabetización —conformado por 52 mil 180 jóvenes y adolescentes nicaragüenses y de diversas nacionalidades— que partieron de Managua hacia el interior del país a zonas muy remotas después de ese evento celebrado en la Plaza de la Revolución.

En el documental de María José Álvarez se muestran las vivencias de los brigadistas y su interacción con los campesinos, quienes recibieron a cada alfabetizador en su casa, adoptándolos como hijos durante los meses que duraría la campaña. Sobre todo, ilustra la alegría de la juventud que se marchaba llena de energía en camiones, barcos, helicópteros y se despedían con llantos de emoción y felicidad de sus familiares. Todo quedó registrado en el filme a grandes rasgos, sin olvidar los detalles de los uniformes de los alfabetizadores, algunas entrevistas, los rostros y sonrisas de los jóvenes y lo emocionados que estaban de participar en ese acontecimiento.

Cuando finalizó la Cruzada le fue encargado a la cineasta María José Álvarez junto a Alberto Legall la realización del documental número 9 de la serie «Noticieros Incine», Clausura Cruzada Nacional de Alfabetización, también de diez minutos y producido en blanco y negro y 35 milímetros, filmado en agosto de 1980 y estrenado en septiembre en el cine Altamira de Managua, que entonces funcionaba como sala de exhibición de la Cinemateca de Nicaragua.

Cuando los miles de alfabetizadores regresaron a Managua se celebró un acto el 23 de agosto en la plaza 19 de julio. En el filme se resume los meses que duró la cruzada, los momentos cuando los alfabetizadores regresaron a sus ciudades y pueblos llenos de aventuras, anécdotas y con deseos de continuar construyendo el cambio de Nicaragua. Finalmente, la concentración de más de 60 mil personas cantó al unísono el Himno de la Cruzada, el padre Fernando Cardenal culminó su discurso, que fue ampliamente aplaudido y ocasionó gritos y ovaciones multitudinarias por varios minutos.

El resultado de la alfabetización fue la reducción de la tasa del analfabetismo del 50.35 por ciento al 12.96 por ciento y así quedó Nicaragua entre los países con más bajo índice. Más de 400 mil nicaragüenses habían sido alfabetizados.

En octubre de ese mismo año el INCINE decidió elaborar un tercer documental que reuniera el contenido de ambos filmes y esta misión estuvo a cargo de María José Álvarez y Alberto Legall. La película de 13 minutos y realizada en el mismo formato de las anteriores resume todas las actividades de la Cruzada.

En el filme se ve a los alfabetizadores estrenándose en ejercicios físicos, el acto de salida de los voluntarios y a miles los jóvenes y adolescentes con sus banderas y puños en alto viajando hacia el interior del país. Luego, imágenes de los brigadistas dando clases, compartiendo con los campesinos, quienes ya se ve que comienzan a escribir sus nombres y practicar lecturas. No se deja escapar la emoción de muchos alfabetizados al poder escribir sus propios nombres por primera vez en sus vidas, y se trataba de gente adulta y ancianos. Luego aparece la despedida, cuando los jóvenes tienen que regresar a sus hogares y deben dejar a las familias que los acogieron como suyos y ya eran considerados hijos o hijas. Y tal como cuando un hijo de sangre se marcha, estos hombres y mujeres lloran al tener que despedirlos, a muchos de ellos los despidieron para siempre. Se hace un saludo a los mártires de la alfabetización, todos aquellos jóvenes que murieron por ataques contrarrevolucionarios durante el tiempo que se encontraban en el campo cumpliendo con esta misión.

Muchos de los alfabetizados probablemente volvieron a olvidar las letras, pero miles de ellos continuaron escribiendo, estudiaron y hasta se volvieron escritores. Existen otros documentales que muestran un seguimiento a estos miles que aprendieron a leer y escribir como El maestro popular (1982), dirigido por Mariano Marín, que documenta la labor de los llamados «maestros populares», que eran los educadores de Nicaragua en el proceso posterior a la Cruzada Nacional de Alfabetización. Luego de la alfabetización se requería dar continuidad a los estudios de los miles de personas que ahora sabían leer para que ingresaran al programa Educación Popular Básica que consistía en un programa de educación de adultos.

También La cultura (1982), realizado por Fernando Somarriba de Valery, en el que se muestra el acceso a la cultura que tenían los pobres y los obreros y, el poeta Ernesto Cardenal, entonces ministro de cultura, hace un recuento de cuántos escritores recién alfabetizados estaban ahora escribiendo cuentos y poemas y habían sido ya publicados en Alemania, Francia e Italia en esos idiomas.

Uno de los últimos filmes que abarca este tema es Los brigadistas (2016) del periodista español Daniel Rodríguez Moya, que cuenta la historia de unos brigadistas españoles que llegaron a Nicaragua para incorporarse a la Cruzada y con esto cambiaron sus vidas para siempre.

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