Documental Ernesto en la Tierra. Ópera prima del cineasta nicaragüense Manuel Bonilla


Karly Gaitán Morales_ perfil Casi literalA cinco meses del fallecimiento de Ernesto Cardenal (1925-2020), poeta universal que no necesita cartas de presentación ni una bio preview, sale de la mesa de edición Ernesto en la Tierra, un documental que aborda un hermoso recorrido por su vida, principalmente enfocado en ese Ernesto de Solentiname, el hombre, el sacerdote, el soñador y el siempre contestatario, indignado y revolucionario que fue desde su adolescencia hasta su muerte, para ser presentado ante Centroamérica y el mundo como un homenaje a quien dio su vida a la poesía y dedicó todo su tiempo a ensalzar a su país hasta los confines del cosmos.

A este abrazo de despedida se une un tributo a la escritora costarricense Mayra Jiménez, quien estuvo en el archipiélago de Solentiname ofreciendo talleres de poesía a los campesinos habitantes del lugar en los primeros años de la fundación de la comunidad de contemplación y fue prácticamente quien llevó la poesía a ese sitio ya era poético por naturaleza sin que sus habitantes lo supieran. Jiménez también contribuyó en gran manera al nacimiento de una poesía campesina con un estilo endémico en el planeta.

Fue entonces con los versos y la creación de esculturas y pinturas —que tiempo después llegarían a ser muy famosos en el mundo— que estos nuevos artistas descubrieron el privilegio del que gozaban por derecho natural al vivir en una bella, plena y perenne escenografía de planos panorámicos que ha atraído a miles de visitantes en más de 50 años desde que saliera del anonimato ese archipiélago virgen que, antes de la llegada de Ernesto Cardenal, había permanecido incógnito y desconocido durante milenios. Todo lo mágico del despertar de esta inocencia se muestra en Ernesto en la Tierra.

Valiéndose de una investigación documental, una muy elegida selección de imágenes cinematográficas del Archivo Fílmico de la Nación de Nicaragua y de otros archivos privados, esta película acompaña a Cardenal en el recuerdo de su vida, desde su vejez llena de lucidez y creatividad (no en vano la película inicia con un breve prólogo negro en el que se escuchan los sonidos del golpe del bastón de Cardenal contra el piso mientras camina con ellos y los dirige hasta su oficina para abrirse a sus preguntas de investigadores) hasta el lejano y gris año de sus primeros versos adolescentes.

Después, en el mismo sitio donde Cardenal escribía media jornada todos los días durante los últimos meses de su vida antes de ser hospitalizado por última vez, recibe al grupo de cineastas que viajaron desde Costa Rica para compartir estas que podrían considerarse las últimas imágenes fílmicas profesionales que se le realizaron al poeta en vida y que habían permanecido inéditas hasta la salida a luz del documental Ernesto en la Tierra. Son igualmente invitados a la construcción de un retrato del protagonista del filme quienes fueron sus amigos y allegados por décadas, los escritores Gioconda Belli y Sergio Ramírez y la poeta Luz Marina Acosta, quienes, antes de reconocerlo como enamorado de Dios, hombre de cultura, sacerdote, ministro o escultor lo reconocen más bien como poeta.

Manuel Bonilla, el director del filme, estudió dirección documental en la Universidad Veritas, en San José, Costa Rica. De origen nicaragüense, vive en ese país desde los once años y llegó al arte cinematográfico a través de la experimentación con la música. Junto a otros tres estudiantes de cine de la misma casa de estudios formó un equipo de cuatro personas y llegaron a Nicaragua en enero de 2017 para el rodaje, luego de establecer comunicación con el poeta Ernesto Cardenal y su asistente, Luz Marina Acosta.

Ese año lo visitaron en ocasión del cumpleaños 92 y la primera conversación sobre el proyecto se llevó a cabo el día después de la celebración en la sede del Centro Nicaragüense de Escritores CNE) en Managua —fundado por Cardenal hace 30 años junto con otros escritores nicaragüenses— a las que posteriormente se añadirían tres entrevistas largas con él. Antes, el primer encuentro entre Cardenal y Manuel Bonilla había sucedido en noviembre de 2016 por medio de una conversación que mantuvieron a través del chat de una red social acerca de la muerte de Fidel Castro.

Gabriel Argüello, también nicaragüense, director de fotografía y jefe de producción de Ernesto en la Tierra había migrado a Costa Rica en 2015, donde inició sus estudios de cine en la misma Universidad Veritas en 2016 y es quien ha acompañado al filme en sus procesos de producción. Pero esta no es para Gabriel su ópera prima, pues ha tenido una estela de experiencia en películas costarricenses y de otras nacionalidades. Vive en Buenos Aires, Argentina, desde 2018, donde estudia la carrera de Dirección de fotografía en la Fundación Universidad del Cine.

El documental se basa en la vida de Ernesto como sacerdote, hombre de meditaciones y poeta. No se trata de un complejo análisis del significado de su poesía en la literatura nicaragüense del siglo veinte, ni centroamericana, ni mundial; tampoco repasa sus continuas nominaciones al Premio Nobel de Literatura, ni se escapa por el universo de su poesía o de las páginas de sus memorias publicadas en tres tomos. Más bien se observa muy bien definido al poeta que se busca mostrar, sin caer en consideraciones, definiciones y conceptos que el mundo entero conoce y que decenas de estudiosos, doctores en letras y analíticos de decenas de nacionalidades han encontrado a lo largo de sus 83 años de poesía.

Es por esa razón que los científicos del estudio de la literatura se encuentran ausentes, aunque no los más importantes para el objetivo de la película: los habitantes de las islas de Solentiname, testigos del trabajo de Cardenal allí, sus hijos espirituales y amigos, a quienes Cardenal consideró como su segunda familia.

Es así como después de varias tomas fílmicas de la Managua nocturna, llena de panorámicos paisajes rurales a su alrededor y con los poemas de Cardenal en off leídos por él mismo, el documental se traslada al archipiélago de Solentiname para hacer una simbiosis con el ambiente que se describe y ensalza en la mitad de la obra. Allí filman la iglesia, las mismas vistas con las que se encontró Cardenal al fundar la comunidad contemplativa el domingo 13 de febrero de 1968 y el horror que puso fin a su permanencia en esa mítica región, cuando los habitantes y el propio poeta fueron desalojados de sus tierras por la Guardia Nacional somocista y tuvieron que huir y participar en la época de la insurrección, sobre todo en la toma del cuartel de San Carlos, en octubre de 1977.

La familia entrevistada y el mismo Cardenal recuerdan a los muertos que dejó la guerra, especialmente las de Elvis y Donald, los hijos espirituales favoritos del sacerdote, a quienes les dedicó poemas que casi nunca hacían falta en sus recitales por el mundo. Los cineastas hacen visitas también en León y Granada, siguiendo la ruta de los lugares donde el poeta vivió. La idea inicial fue producir un cortometraje, pero con el avance de las investigaciones, las entrevistas y las visitas por Nicaragua se transformó en un largometraje.

Aunque Ernesto en la Tierra fue filmado a principios de 2017, el proyecto tomó una pausa necesaria debido a diferentes causas, pero principalmente a un accidente automovilístico muy grande que sufrió su director en 2018 y que dejó en espera la reconstrucción de un primer corte. Al haber sobrevivido milagrosamente a este hecho y con la noticia de la grave enfermedad de Cardenal en febrero de 2019, cuando el mundo creía que lo perdía, el equipo retomó la edición con la contribución del tutor del proyecto, el cineasta costarricense Antonio Yglesias. Tras fallecer el personaje insigne de esta obra audiovisual se inició una posproducción final hasta ser culminado hace unos pocos días.

Ernesto en la Tierra busca el premio al mejor largometraje documental centroamericano en el Festival Internacional de Cine Ícaro 2020. Sin duda, el jurado calificador se encontrará ante una obra muy bien realizada y a las otras películas que compiten en la misma categoría no se les hará fácil ganar.

Corren así 74 minutos que muestran a Ernesto en la Tierra —como lo refiere el título— para dar paso a la eterna segunda parte de Ernesto en el cielo, como cantaba sobre la muerte en su hermoso poema producto de sus últimos años de creación literaria, Hijos de las estrellas (Anamá Ediciones, 2018), bellamente ilustrado con pinturas del artista nicaragüense Ramiro Lacayo Deshón: «No es separación del universo sino profundizar en él / No morir nunca dijo Unamuno / todo saldrá bien / al final todo saldrá bien Sor Juliana».

FICHA TÉCNICA

Dirección: Manuel Bonilla. Género: Documental. Duración: 74 minutos. Formato: Color, video digital 2K. Idioma: Español. Dirección de fotografía: Pablo Wong. Edición y colorización: Alonso Víquez, Víctor Vargas. Diseño y registro sonoro: José López. Mezcla de sonido: Ariel Sosa. Diseño gráfico: Sebastián Verde. Colorización: Alonso Jiménez. // Productor: Gabriel Argüello Marsal. Asistente de producción: Jamitzel Mendoza. Año de producción: 2017. Año de publicación: 2020. Nacionalidad: Nicaragua, Costa Rica.

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