Las políticas del duelo


En Panamá cada 9 de enero celebramos el Día de los Mártires. Digo «celebramos» aunque en realidad sea más bien un día de reflexión de esos donde miramos hacia atrás y nos acordamos de la historia y de cómo esta nos ha definido. Bueno, también es un día para ir a la playa porque oficialmente es un día no laboral. Así se conmemoran las políticas del duelo.

Sin embargo, hay buenas razones para la solemnidad que esconde el día libre. Este año se celebraron 56 años del fatídico 9 de enero de 1964, cuando estudiantes de Panamá fueron atacados por intentaron izar la bandera patria junto a la bandera de Estados Unidos en la entonces Zona del Canal.

La discusión fue la llama de una contienda que Panamá tenía ganas de pelear desde hace muchos años: la de la soberanía nacional, y que culminó con la firma del tratado Torrijos-Carter en 1977. Años más tarde nos devolvieron el Canal por el que todo el mundo nos conocía, pero que hasta entonces nunca nos había pertenecido.

Diez años antes de devolvernos ese Canal, sin embargo, Estados Unidos nos regaló otro día que, por razones que tienen más tinte político que otra cosa, no se celebra en Panamá con la misma solemnidad con la que se celebra el 9 de enero.

El 20 de diciembre de 1989 para nosotros fue y sigue siendo La Invasión (así, con mayúsculas). Mientras que en Estados Unidos llaman al mismo acontecimiento «Operación Causa Justa», como si ponerle nombres bonitos fuera suficiente para ocultar la verdad: murieron miles de personas, barrios enteros fueron destruidos y muchísima gente lo perdió todo. ¿La razón? Capturar a Manuel Antonio Noriega, antiguo agente de la CIA convertido en dictador.

Pero hoy no estoy aquí para hablarles del miedo, ni de las heridas que todavía no han cerrado, sino para reflexionar sobre lo que hacemos acá, en lo interno, para intentar cerrarlas. O al menos, darles la importancia que se merecen.

En diciembre pasado, treinta años después de la invasión, el gobierno de Panamá declaró por primera vez el 20 de diciembre como día de duelo nacional. Así que vale la pena reflexionar lo que significa este día para los panameños y sus repercusiones actuales. Reflexionar por qué a veces actuamos como si no hubiera pasado nada, o lo hacemos tarde.

A propósito, no sé ustedes, pero yo sí puedo notar lo macondiano que se ve el actual gobierno —del mismo partido que escudó a Noriega, por cierto— condenando a Estados Unidos por una invasión que también ellos provocaron al querer esconder al dictador.

Aunque mejor si no reflexionan mucho. No vaya a ser que alguien comience a hacer preguntas y la cosa se haga más grande de lo que debe ser.

Acá en Panamá solo se reflexiona bajito. Así funcionan las políticas del duelo. Para mártires está el 9 de enero. No hay espacio para nadie más.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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