Problemas ajenos. Problemas propios


Hace escasos veinte años el sueño que vendían los programas de televisión, las películas y hasta las telenovelas que solía ver a escondidas de mi mamá, era el sueño americano, que implicaba mudarse a Estados Unidos. El de una casa con una cerca blanca. El de una “mejor” vida. El de un país que prometía prosperidad, igualdad, libertad y, sobre todo, seguridad. Un país mejor que el nuestro.

Pero hoy el sueño ha cambiado, o quizás sea solamente nuestra percepción la que ya no es la misma. Hoy miramos hacia arriba y vemos orden y prosperidad, claro; pero también odio, rencor y violencia.

Cómo pasa el tiempo. Cómo cambia el mundo. Cómo  cambiamos nosotros.

Ayer la violencia se daba únicamente en nuestros países. Y cuando digo nuestros, me refiero a mi Centroamérica querida, la que se lleva la mala fama y la que tiene las historias de terror. Ayer nuestros políticos eran los que decían disparates y nuestras iglesias, discotecas y cines eran los poco seguros. Antes se estaba mejor afuera. Antes, el sueño tenía razón de ser. Hoy no.

Hoy estamos mal, pero estamos un poco mejor. Hoy nos hemos, poco a poco, ido librando de la idea de que necesitamos ser otra cosa para ser buenos. Hoy los de arriba desearían sentir el calor que sentimos nosotros al llegar a casa, cambiarían la ignorancia por el odio, el miedo por la aceptación.

Hoy deberíamos estar orgullosos de ser lo que somos. Americanos, sí, y dueños todos del mismo continente; pero no del mismo odio racial, ni de la misma homofobia, ni de la misma rabia. Esas se las dejamos a otros. Pasamos muchos años cargando la promesa de otros horizontes, no nos toca cargar ahora el sueño roto. No nos toca poner las piezas de un rompecabezas ajeno. Tenemos suficiente con el nuestro.

Levantemos la cabeza. Estemos orgullosos de lo que somos y de lo que no somos. Trabajemos cada día para mejorar nuestro día a día. No ignoremos los problemas ajenos, pero tampoco suframos por lo que no nos toca enmendar.

Tenemos suficiente con lo propio.

¿Quién es Lissete E. Lanuza Sáenz?

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