El trasfondo de los superhéroes


Diana Vásquez Reyna_ Perfil Casi literalEn el año 2002 el editor ejecutivo de DC Comics, Dan Didio, le lanzó a Mark Waid —experto en Superman— cuestionamientos que ni a él mismo se le habían ocurrido acerca del personaje: «¿Por qué hace lo que hace? ¿Qué razones lo mueven? ¿Qué lo empuja a asumir el papel de defensor y protector de todo el mundo? ¿Por qué siempre, invariablemente, busca hacer lo correcto?». En un intento vergonzoso, Waid solo pudo balbucear: «…pues porque hacer lo correcto es… es… es lo más correcto…».

A Waid le estaban encargando en ese momento que reinventara al icónico personaje de capa roja para que siguiera siendo exitoso en el siglo XXI, que ha visto nacer y crecer a generaciones desencantadas que no creen en la buena voluntad sin algún interés detrás.

En su ensayo La auténtica verdad sobre Superman (y sobre todos nosotros), Waid expone su ansiedad al enfrentarse al reto que le proponían: «Uno podía hablar desde el punto de vista de un hombre de poco más de cuarenta años y dar por sentado, sin más, que los chicos de la Generación X y la Generación Y, a los que me dirijo como escritor de cómics, perciben el mundo que lo rodea como mucho más peligroso, más injusto y más jodido de lo que jamás creyó mi generación».

Esta semana aparecieron en las redes sociales unos nuevos «superhéroes» guatemaltecos sin máscara y con traje rojo, y que no necesitan, como Clark Kent, esconder su identidad, pues en la vida real se trata de un grupo de comunicadores libertarios. No me quedan claros sus superpoderes, solo que defienden la libertad, sea lo que ello signifique.

Los supermercados también han usado un tipo de caricaturas que simulan cómics para lanzar sus campañas. De vez en cuando, sobre todo en mayo,  aparece una Supermamá que se las ingenia para hacer todos los quehaceres de la casa, trabajar (si se les ocurrió a los autores del personaje) y comprar en el supermercado todo lo que se necesita. Supongo que su superpoder consiste en no olvidar nada de la lista de compras sin siquiera verla.

Quienes recurrimos a los cómics por entretención y afición vemos estos intentos populistas como ver llover. Pero no está de más analizar esa manera de llegar a las masas usando un lenguaje y una simbología que se les haga familiar para dar a conocer o imponer una ideología.

Cuando se crea un personaje intervienen muchos factores; hacerlo creíble para el público es uno de los principales. Continuemos con la reflexión de Waid sobre las nuevas generaciones: «Para ellos (y, probablemente, con más acierto de lo que le gustaría creer al niño que hay en mí), el mundo es un lugar en el que siempre se impone el capitalismo sin freno, en el que los políticos siempre mienten, en el que los ídolos deportivos se drogan y pagan a sus mujeres y en el que una valla blanca es sospechosa porque esconde cosas muy negras».

Al final (no les contaré todo el ensayo de Waid; los invito a buscarlo) hasta Superman, el ultraconservador Gran Boy Scout Azul que protege activamente el statu quo, como lo llama Waid, tiene intereses que lo mueven a sentirse aceptado, alineado en un mundo que fácilmente puede discriminarlo por ser extraterrestre, o incluso, por ser demasiado perfecto. Un mundo donde haciendo el bien puede expresarse libremente con su fuerza y sus dotes, sin reprimirse.

Cuando vi a los superhéroes libertarios me ofendió un poco que una ideología como esa, que se va con todo y sin argumentos contra el populismo y lo popular haciendo una mezcla monstruosa y malintencionada, use una campaña tan superficial y mal enfocada para crear… ¿provocación? ¿Debate? ¿Publicidad? ¿Memes?

Dicen que no existe la mala publicidad, pero definitivamente hay ideologías poco coherentes con su discurso, poco informadas, con escaso vocabulario aunque sean bilingües. Definitivamente hay ideologías nada profundas que solo tienen altavoces y canales para decir de sí mismos que son «los salvadores y estandartes de la libertad», y que ostentan características por encima de los demás mortales con la calidad moral de los superhéroes de cómics. Ya quisieran tener la complejidad moral de un Superman, uno de los superhéroes que considero incluso de los más planos.

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