Mensaje para las mamás primerizas


Lahura Emilia Vásquez Gaitán_ Perfil Casi literalHay muchas cosas que me habría gustado saber cuando recién parí. La presión social sobre las puérperas es enorme y, mientras el bebé se lleva las atenciones y comentarios lindos, en un mundo banal y artificial como el nuestro la mamá solo es interesante para evaluar cómo quedó su cuerpo después del parto.

Que si estás amamantando, «¿por qué no complementás con fórmula»; que si duerme contigo, «nunca saldrá de tu cama»; que si eres demasiado amorosa, «lo estás malcriando»; que si lo cargas mucho en brazos «lo vas a malacostumbrar»; que si no lo dejas llorar «no va a desarrollar sus pulmones». Y el infaltable «¿Y todavía te desvela?»

Comentarios como los anteriores son la representación simbólica de una sociedad desinformada, irrespetuosa y violenta. Cuando veo la fragilidad y vulnerabilidad de mi hijo, no hay que ser una erudita para ver que tiene todos los límites del mundo: no puede hablar, no se puede parar, no puede desplazarse y buscar su comida, no puede ir y sacar de la gaveta unos calcetines para el frío, no puede aflojarse el pañal que le quedó socado, no puede desacomodarse un pliegue de la ropa que le molesta… Pero cuidado, porque si llora, seguro será por neneque y manipulador. Y recuerde que es muy importante marcarles los límites.

Aunque no se exprese literalmente, todas esas ideas van en función de desafectarnos de nuestras crías para que a la brevedad estemos reintegrados en las actividades productivas de los adultos y podamos producir dinero (obvio, no para nosotros, sino para la corporación para la que trabajamos, para las farmacéuticas que nos venden mucha medicina, para la industria lechera…) Todas esas ideas repartidas por profesionales y repetidas por personas desinformadas nada tienen que ver con el desarrollo óptimo de nuestras crías.

Después de transitar este camino les digo a las mamás que inician que nunca desconfíen de su instinto. No se deben escuchar los mensajes de una sociedad que rara vez reflexiona sobre lo que dice. Piensa en el adulto en que quieres convertir a tu hijo. Entiende que el llanto es el único lenguaje que nuestros pequeños poseen. Y lo que necesitan de nosotros es un ejercicio enorme de empatía y amor porque intentemos reconocer y validar sus necesidades y dificultades.

El mundo en el que se gestaron era cálido, silencioso, protector. Todo estaba resuelto y no había que preocuparse por nada. Ten paciencia y amor inagotables porque son infinitas las razones que puede haber detrás del llanto de un bebé. Asegúrate de que este mundo sea lo más acogedor posible y acompáñalos amorosamente en el proceso de transición. Porque todo eso que se vive es temporal, la más efímera etapa que viviremos como madres. Esos días van a acabar y finalmente se van a ir para no regresar jamás, así que debemos asegurarnos de dejar en nuestros hijos huellas que recuerden con amor y no marcas que quieran borrar.

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