Green Book: lo que nadie valora de la ganadora del Oscar


Mario Ramos_ Perfil Casi literalCuando salió la lista de las películas nominadas al Oscar apenas había logrado ver una: Vice, una cinta impecablemente caracterizada por el británico Christian Bale que presenta la siniestra imagen del expresidente Dick Cheney durante el mandato de George W. Bush. Como cada año previo a la ceremonia de entrega de los premios, el plan era ver todas las nominadas y crear una lista de las que, consideraba, deberían ser las ganadoras en sus diferentes categorías.

Un mes antes de los Oscar busqué en cartelera alguna de las otras películas nominadas y tuve la fortuna de llegar a una sala justo a cinco minutos de haber comenzado Green Book, película dirigida por Peter Farrelly y que de inmediato se convirtió en mi favorita, incluso sin haber visto el resto. Se trata de un drama —con algunos fragmentos de comedia— basado en hechos reales que explora un episodio de la vida de Don Shirley (Mahershala Ali), un pianista afroamericano que, antes de emprender una gira de conciertos por el sur de Estados Unidos contrata a Tony «Lip» Vallelonga (Viggo Mortensen), un burdo italiano-americano maleducado, de pocos modales e intolerante a quien la falta de trabajo lo lleva a aceptar un puesto como chofer del concertista. Tony es un personaje aparentemente sencillo que ayuda a Don a cuestionar su naturaleza y aprender a cultivar la amistad y el respeto.

El nombre Green Book hace referencia al Libro verde del automovilista negro, publicado todos los años entre 1936 a 1966 y que recogía una lista de restaurantes, hoteles y otros establecimientos que atendían o les permitían ingresar a clientes negros durante la época de segregación. Esta guía fue creada por el cartero neoyorquino afroamericano Victor Hugo Green y se convirtió en una herramienta de supervivencia indispensable para los afroamericanos que viajaban en automóvil.

Las extraordinarias actuaciones de Ali y Mortensen, una interesante propuesta musical y la riqueza visual con la que está compuesta cada escena no parecen elementos suficientes para muchos detractores de esta película. Aunque a simple vista se trata de una historia llana y aburrida —y quizá lo sea cuando se es un fanático de la acción desmedida y del exceso de efectos especiales de Hollywood— Green Book es un viaje emocional de dos personajes opuestos y una suma de diálogos inteligentes y bien desarrollados que profundiza en temas sociales difíciles como el rechazo y la discriminación racial. Lamentablemente, a pesar de haber sido inspirada en un episodio que tuvo lugar en 1962, la discriminación aún existe, por lo que esta obra no necesita ser presuntuosa para tocarnos, una historia que nos enseña a descubrir y apreciar las diferencias de los demás y a no juzgar sin al menos intentar conocer y entender a quienes habitan a nuestro alrededor.

Después de 130 minutos salí de la sala convencido, una vez más, de que una historia bien contada no depende de una trama intensa sino más bien del buen desarrollo de sus personajes, la simpleza de la realidad y la sutileza de lo cotidiano. Hasta hoy he visto cinco de las cintas nominadas: Vice, Roma, Bohemian Rhapsody, BlacKKKlansman y Green Book; y aplaudo a la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas por premiar este año a esta última como la mejor película. Una cinta que hay que ver.

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