La abuela y el pueblo fantasma


Mario Ramos_ Perfil Casi literalMi abuela nació en 1931. Se casó a los catorce y el año siguiente dio a luz al primero de sus cinco hijos. Estuvo acompañada toda su vida. Tenía una familia grande y de cierta manera muy unida. Con el correr de los años ha visto cómo han ido muriendo todos sus amigos, primos, sobrinos, vecinos, diez de sus once hermanos, su esposo (mi abuelo), cuatro de sus cinco hijos (entre ellos mi padre) y varios de sus nietos; pero solo hace siete meses, a sus 86 años, comenzó a vivir sola. Ahora, en su vejez, le ha tocado enfrentarse a uno de sus más grandes miedos: la soledad. Poco a poco ha ido descubriendo que al fin y al cabo estamos solos y que la humanidad está incapacitada para vivir en soledad.

Cuando hablo con ella no puedo dejar de pensar en este tema y lo difícil que es para muchos adultos mayores ser abandonados por sus familiares. No hablo de abandono físico sino emocional, pues una persona se puede sentir sola aun cuando mucha gente la quiera. La soledad no debería ser un destino inevitable sino una decisión, dado que hay personas que la buscan y parecen disfrutarla.

Hace algunas semanas leí un artículo sobre un pueblo de Nebraska llamado Monowi, a ocho kilómetros de la frontera con Dakota del Sur y donde vive un solo habitante: Elsie Eiler, de 84 años. Ella también es su alcaldesa, su secretaria, su tesorera, su bibliotecaria y la dueña de la Taberna Monowi, «lugar donde venden la cerveza más fría en el poblado», bromea. Elsie vive sola desde que en 2004 muriera su esposo, una octogenaria que vive feliz en un pueblo fantasma donde asegura no sentirse sola porque es muy visitada.

Es fácil hablar de soledad cuando se tiene a alguien con quien compartirla. En la era de las comunicaciones, en internet y en especial en las redes sociales existen un sinnúmero de personas que se autodenominan «influencers» y que pretenden cambiar la vida de las personas a través de mensajes «motivacionales» o de «autoayuda». Ellos se muestran como individuos comunes pero emocionalmente estables y exitosos, y van escupiendo consejos o frases como: «La soledad es un estado mental» o «Estar solo es una oportunidad para crecer» etcétera, sin siquiera entender la complejidad del tema. Cada persona cuenta con una historia y una realidad diferente y se enfrenta a la soledad a su propia manera. Algunos ven la soledad como un instante de plenitud, en cambio otros buscan escapar de ella.

Con el pasar de los años he aprendido a vivir en paz cuando estoy solo y a disfrutar mi soledad, pero también he aprendido que otros sienten dolor y tristeza en la soledad. No nos queda más que esperar y aceptar lo que la vida y el destino nos da, como a la abuela. No hay soledad más devastadora que ver cómo la vida te va arrebatando a todos alrededor, no hay soledad más cruel que la que irrumpe abruptamente.

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1 Respuesta a "La abuela y el pueblo fantasma"

  1. MarP dice:

    En estos últimos días he estado pensando mucho en este tema. Porque a mi lo que me ha arrebatado muchas cosas ha sido Daniel Ortega. Tenía una relación, una casa, tres gatos y amigos. Poco a poco se ha ido todo y estoy pasando por un momento de soledad física, que muchas veces siento que las paredes de mi habitación me están empezando a hablar y contar sus propios problemas. Un abrazo a tu abuela.

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