Y a los médicos, ¿quién podrá defendernos?


Después de siete años lejos de casa, volví al país con un título de médico bajo el brazo y sin haber cumplido los veinticinco. Mucha gente me decía que en poco tiempo empezaría a ganar mucho dinero, como si el diploma equivaliera a plantar un huerto de billetes en el jardín.  Nada más lejano de la verdad.  Al final de la carrera, el sueño del recién graduado es volver a su lugar de origen, y si se puede, siendo médico especialista; este fue el caso de Mónica Dayana Asencio, pediatra del Hospital Nacional de Zacapa, en el oriente de mi país.

Mónica ejerció allí la pediatría durante varios años, hasta que el pasado 4 de febrero, al final de su jornada laboral, un salvaje le clavó ocho balazos mientras ella abordaba su automóvil en el estacionamiento del hospital. No hubo intención de robo: el agresor no tocó ni el vehículo ni las pertenencias. Se trataba de un asesinato, pues aunque no murió en el acto, tras dos semanas luchando por la vida, Mónica perdió la partida.

Si los médicos que trabajamos en los hospitales nacionales debemos lidiar con el hacinamiento en las instalaciones ─la mayoría de los hospitales existen desde hace décadas, cuando la población era menos de la mitad de la actual─, con la carencia de recursos ─a veces hay agua y no jabón para lavarse las manos, o viceversa, y ni hablar de la escasez de medicamentos e insumos─, con las jornadas agotadoras ─hay días en que trabajamos todo el día sin beber un vaso de agua hasta darnos cuenta de que es hora de tener hambre o sed─, con los sueldos más bajos en la región, y con la epidemiología de hambre y guerra que existe en el país. Si a estas calamidades le sumamos que ocupar nuestro puesto de trabajo implica estar a merced de la delincuencia ─los atentados terroristas por los pandilleros en los dos hospitales más grandes de la capital el año pasado aún resuenan y no deben olvidarse─, ¿es la medicina una profesión recomendable para ejercer aquí?

Así las cosas, suena iluso instar a un joven a estudiar Medicina en estos tiempos, al menos en Guatemala; aunque también existen muchos motivos de peso para decir que sí vale la pena hacerse médico. Si me tocara volver a elegir, lo haría sin pensarlo dos veces, pero eso lo abordaré en otro texto.  Pero lo que debe ponernos a temblar, y no permitir que la indolencia de siempre lo haga pasar al olvido, es la muerte de una doctora joven de esa forma inhumana ─entre otros decesos en el gremio, pues en la última quincena fallecieron dos pediatras más: Leslie Avendaño, con quien también compartí en la universidad, no pudo contra el cáncer, y María José Carrillo falleció como consecuencia de una explosión ocasionada por un desperfecto en la instalación de gas en la casa que apenas estaba estrenando. 

La práctica médica incluye, como cualquier otra, aciertos y desaciertos, incluso más probabilidad de los segundos que otras profesiones, porque desde que uno empieza a examinar pacientes al principio de la carrera, los profesores recalcan que “no hay enfermedades, sino enfermos”, ya que el comportamiento de un mismo problema de salud, e incluso la respuesta a un tratamiento, puede ser muy diferente en cada paciente, lo que convierte a la Medicina en un arte impredecible.

Digo esto porque algunos curiosos han formulado distintas hipótesis acerca del motivo que provocó esta catástrofe, y buscan atribuirla a algo relacionado con el desempeño de Mónica. A mí me parece una discusión estéril, pues ninguna contingencia, ya sea laboral, interpersonal o intrafamiliar, justifica un horror como este, que, además de privarme de una amiga y a los niños de Zacapa de una pediatra de primer nivel, confirma que Guatemala sigue hundiéndose, a toda velocidad y sin retorno, hacia el desastre.

¿Quién es Leonel González De León?

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2 Respuestas a "Y a los médicos, ¿quién podrá defendernos?"

  1. Cuchi Fernandez Robles dice:

    Gracias, Leo. Terrible lo que sucede acá. Que siento lo de tu amiga Monica, que duro.

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  2. Ilse dice:

    Hola. Soy Fisioterapeuta y escogí esto y lo volveria a hacer. De los medicos he aprendido mucho. Lo siho haciendo como en tu articulo. Gracias por compartir. Seguilo haciendo, porqu en las dificultades y contexto de nuestro pais es inspirador.

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