Eso de ser normal


Corina Rueda Borrero_ Perfil Casi literalAlgo que siempre me ha llamado la atención es esta impulsiva reacción, en especial en la transición niñez-adolescencia, de querer decir “yo soy normal” con un afán casi sobrehumano de aceptación sobre nuestro entorno, pero con aún ganas que te digan que eres un ser único y que te miren como alguien diferente a los demás. Me pregunto: ¿por qué ese repentino cambio por querer resaltar cuando por tanto tiempo sólo quieres ser normal?

En lo personal no negaré que más de una vez me he escuchado diciendo “pero esto (refiriéndome a algo que llevo a cabo) es normal”, mas cuando me fijo bien sólo es normal para mí, dentro de la visión que yo tengo de mi vida diaria y de lo que me gusta. Hay cosas que doy por hecho pero que los demás no, y si miro un poco más hacia el exterior, dentro de ese concepto de normalidad grupal robótica me tocaría a mí ser el bicho raro; pero, y aquí viene otra pregunta: ¿qué tiene de malo ser el bicho raro?

Cuando era más joven vivía muy estresada por el constante acoso y molestias que recibía por ser diferente, por querer mantener mi cabello rizado y con volumen en vez de someterme a un tratamiento de alisado que en Panamá siempre han estado a la orden del día, cuestión que me parece absurda si tomamos en cuenta que más de la mitad de la población tiene raíces afrodescendientes, el bullying por la forma de hablar e incluso por la forma de pensar, pero ahora que he crecido me doy cuenta que todas esas cosas que siempre me criticaron y fueron objeto de burla ahora forman parte de mi propio estilo, un sello personal, eso que va fuera de toda esa normalidad con la que tanto se tiende a jactarse pero que termina siendo dañina para salir de los lugares comunes y resaltar.

Hay un terror hacia lo diferente. Socialmente se ha respaldado la uniformidad que incluso nos lleva a la aniquilación de la diversidad cultural y una dejadez para que los medios nos impongan qué pensar, qué querer y qué hacer. Aunque no lo veamos, todo esto forma parte de un engranaje que a poco se va llevando nuestra identidad, aspiraciones, pensamientos y motores de transformación, todo por mantenernos inertes en la comodidad y el uniformismo. Justo por eso es que soy tan incisiva y recalco la necesidad de no ser normal, porque al final la normalidad lleva a la resignación, y si para quien sea que lea esto le parece “normal” todo lo que vivimos a diario: la delincuencia, la corrupción, las guerras, los asesinatos, las violaciones a niños, el desfalco de recursos comunes para llegar a las manos de pocos, la defensa de los mismos oprimidos hacia su opresor, etcétera; es porque se merece esa normalidad.

Por eso les pido que seamos bichos raros. Seamos ese que sale a la calle en busca de justicia y deja de hacer el cambio a través de un clic. Seamos el que camina con el cabello despeinado y pintado de colores porque no le importa un bledo conseguir ese trabajo de oficina, sino que le importa su propia libertad como individuo. Seamos ese que denuncia al político, al juez o al policía que acepta coimas. Seamos el que deja de grabar una pelea por detenerla. Seamos todas esas cosas que no nos atrevemos a ser por miedo al estatus quo. Seamos bichos raros.

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1 Respuesta a "Eso de ser normal"

  1. Leo De Soulas dice:

    A mí, de pequeño, siempre me dijeron que estaba loco, y a mí me afectaba mucho, porque quería, aspiraba la normalidad. Yo me lo creía, porque de pequeño, como ahora, sigo teniendo la costumbre de hablar solo, y algunas veces me descubrieron en mis grandes soliloquios. Como ya lo dije, hasta el día de hoy tengo la costumbre de hablar solo, quizá por eso amo tanto mi soledad, pero no sé en qué momento de la vida aprendí a aceptar esa parte de mí. A veces me hablo a mí mismo, a veces a personas que conozco en la realidad en ambientes imaginarios e hipotéticos, y otras, con personajes que viven desfilando en mi mente, muchos de ellos exquisítamente trágicos. Sin embargo, todo esto me ha llevado a pensar que no existe esa quimera que le llaman normalidad, solo es una ficción creada por aquellos que quieres que te mantengas en ciertos límites, que en todos los casos solo te alejan de tu capacidad creativa. Hoy no me siento un bicho raro y anormal, sino tan solo una mínima forma de expresión particular en este macrocosmos.

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