No todos nacimos para patear pelota


Corina Rueda Borrero_ Perfil Casi literalYa empezó mi semana favorita de agosto, la que ya se ha vuelto una tradición para mí desde hace unos cinco años y en la que disfruto de la Feria del Libro junto a mi cumpleaños, pero en esta ocasión he tenido un pensamiento recurrente, y es que es abrumante concebir que tras toda una fiebre de fútbol solo haya seis días full dedicados a la Literatura y las artes en Panamá.

Cuando era niña siempre me encontré en actividades más tranquilas. Aprendí a tejer, pintar, leer música y a inventar historias. Para mí, mis juegos con mi hermana consistían en buscar palabras en el diccionario, aprendernos las capitales y banderas de los países y completar canciones, cosas simples que ahora no son muy comunes en los niños. Creo que esto fue consecuencia de estar siempre rodeadas de libros gracias a nuestra madre, que es una biblioteca andante, y de que una forma de encontrar diversión era precisamente con ellos, pero después que creces te das cuenta de que no todos pueden hacerlo porque, de cierta forma, es un privilegio tener acceso a bibliotecas en un país donde se roban millones y se gastan otros millones más en construir cada vez más estadios y canchas deportivas (a las que después no les dan mantenimiento, por cierto) y no escuelas y centro culturales. Esto es algo desalentador.

Soy sincera al afirmar que nunca me encontré en los deportes, y aunque al igual que yo hay millones que se emocionan al ver un juego de fútbol, eso sencillamente no es lo de ellos, nunca fue lo mío y no lo será. Ojo, no estoy diciendo que no sea importante invertir en deportes, ¡claro que lo es! El deporte no solo es bueno para la salud, también ayuda a la juventud a alejarse de las pandillas y las drogas; son un entretenimiento sano, pero mi punto en realidad va ligado al título de este artículo, y es que no todos nacimos para patear pelota o para ser deportistas, no todos tenemos las mismas pasiones y mismos gustos, y pensar institucionalmente que lo único que los niños y jóvenes quieren hacer es patear pelota es tener una mentalidad reducida y cortoplacista, además de ignorar a todo un sector de la población que también tiene derecho al ocio. Y sí, el ocio es un derecho.

Entonces tenemos la Feria del Libro de Panamá, que más que vender libros es un espacio cultural que está lleno de actividades para todas las edades, pues la gente no siempre va a comprar libros (y de esto se quejan las casas editoriales) porque son carísimos, sin embargo, que haya un espacio que además de literatura te ofrezca teatro, danza, talleres de escritura creativa y conferencias sobre temas políticos y culturales, ha sido una luz para personas como yo, que se encuentran más en este ambiente que en el de los estadios deportivos.

Esto nos debería traer una reflexión sobre los pocos o nulos espacios que hay para la cultura en Panamá incluso si vamos a los barrios donde solo encontraremos ligas de fútbol patrocinadas por diputados o por clubes cívicos. Para ser honestos, es más sencillo organizar una birria que un club de lectura o de teatro, porque para hacer lo segundo debes enamorar de a pocos sobre una afición que ha sido ignorada y estereotipada como aburrida y para nerds. Personalmente, lo único que pido es que también le den importancia a la World Cup de los aficionados a los libros, y lo más parecido que tenemos a esto es la Feria del Libro, la cual desafortunadamente es una vez al año.

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