De la democracia en Atenas a la Septuaginta


Anacristina Rossi_ Casi literalSe cree que en Atenas el nacimiento de la democracia se dio para beneficiar al pueblo. No fue así. Atenas era la potencia dominante en el mar Egeo en el siglo VI antes de nuestra era. Una potencia naval. En ese tiempo las naves eran los trirremes: un barco con una o dos velas cuadradas y tres bancos superpuestos de remeros, a distinto nivel cada flanco (de ahí su nombre).

La democracia, o el poder del pueblo (del griego demos, pueblo; y cratos, poder), nació para hacer que los remeros —es decir, el pueblo— se sintieran ciudadanos de Atenas. Así remarían por algo suyo y lo harían poniendo sus ganas y su fuerza. Por lo tanto, la democracia ateniense no nació para beneficiar al pueblo sino para beneficiar la potencia naval. Nació por razones de poder, de guerra y de conquista: para que los remeros tuvieran más incentivos y pusieran más empeño en ganar batallas. Y aunque la democracia no nació por doctrinas muy nobles sino por argumentos de guerra, no podemos negar que los griegos antiguos tuvieron y siguen teniendo una inmensa influencia en los sistemas políticos de Occidente.

Lo que mucha gente no conoce es la influencia religiosa griega antigua sobre Occidente. Para esto tenemos que avanzar unos siglos hasta Alejando Magno, 300 años antes de nuestra era.

Alejandro, rey de Macedonia, se propuso desde sus 20 años recuperar las ciudades griegas que estaban en manos de los persas, y lo logró. Creó un imperio cuyo idioma principal es el griego koiné. Creó también la ciudad de Alejandría, al norte de Egipto. Cuando murió, sus generales heredaron sus territorios. A Ptolomeo le correspondió Alejandría y fundó la Gran Biblioteca de Alejandría. Ptolomeo II, su sucesor, que gobernó Egipto del 285 al 246 antes de nuestra era, se dio cuenta de que en la Gran Biblioteca no estaban los textos sagrados de los judíos, entonces mandó a 70 rabinos trilingües en griego koiné, arameo y hebreo a traducir los textos sagrados de los judíos.

Aquí hay una controversia: algunos dicen que la mayoría de los textos judíos eran orales, otros dicen que estaban escritos. En todo caso así nació la Septuaginta, que es la base para el Antiguo Testamento de las biblias católicas, pues los setenta rabinos regresaron y formaron la primera versión escrita completa del Antiguo Testamento en el siglo tercero antes de nuestra era: toda una hazaña.

Lo curioso es que los judíos que conocían el griego koiné estudiaban sus textos en la Septuaginta. Esto favorece dos hipótesis: o bien los textos judíos eran orales, o bien la Septuaginta era más completa que los textos judíos escritos. A favor de ambas hipótesis está el hecho de que los judíos no establecieron su texto oficial, el texto masorético, sino hasta en el siglo IX de nuestra era.

Cuando Martín Lutero inició su reforma decidió que no había que leer las versiones de la Biblia basadas en la Septuaginta, sino que de ese momento en adelante había que basarse en el texto masorético. Mi pregunta es la siguiente: si había versiones judías del Antiguo Testamento cuando se escribió la Septuaginta, ¿por qué Lutero no recurrió a ellas aunque fuese en cierta medida, sino que recurrió enteramente al texto masorético? ¿Acaso fue porque en realidad esos textos judíos antiguos nunca fueron escritos?

En todo caso, ambas historias —la de la democracia y la de la Septuaginta— muestran la influencia de la cultura griega antigua, no solamente en la parte política de Occidente sino también en su parte religiosa. Y reconocer la influencia griega en esa parte religiosa reduce el fanatismo religioso en cierta medida.

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