Revista centroamericana de cultura y opinión
Por SERGIO CASTAÑEDA
«Pensé en Cioran: cuán mayor hubiese sido su pesimismo nihilista si, en lugar de emigrar definitivamente a Francia, se le hubiese ocurrido estúpidamente asentarse por algún tiempo en esta urbe donde a la carga existencial se le suma la sobrecarga de un lugar maldito y hostil».
No conocemos el nombre de las personas fallecidas la semana pasada en la tragedia ocurrida en el basurero de la zona 3 de la ciudad de Guatemala. No nos importa. Se trata de difuntos anónimos que carecen de un trabajo de distribución pública del duelo.
No las hay, al menos, no en el corto plazo. Prohibiendo el patrocinio de capital privado a los partidos políticos no se solventa la cuestión: solo facilita que siga ocurriendo en secreto. Mientras la población mestiza no haga también suyas las demandas del campesinado indígena, es imposible que hayan cambios sustanciales. La oligarquía podrá deponer funcionarios
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