Yo me conecto con alguien y ese alguien se conecta con otros. Esa gran red entre personas nos hace parte de un todo, pero eso no parece obvio para muchos. El psicólogo Serge Moscovici dijo que “tenemos derecho a observar que en cada individuo habita una sociedad: la de sus personajes imaginarios o reales, la de los héroes que admira, la de sus amigos y enemigos, la de los hermanos y padres con quienes nutre un diálogo interior permanente y con los cuales llega incluso a sostener relaciones sin saberlo”.
A menudo creamos efectos dominó sin darnos cuenta. Un ejemplo sencillo: producir basura. ¿A dónde va a parar? ¿Qué contamina? ¿Y si pensamos en cosas más complicadas? ¿Qué pasa cuando se derriba un árbol o una montaña? ¿Qué sucede cuando extensiones de tierra enormes le pertenecen a un solo dueño? ¿Qué pasa cuando hay más de un corrupto en el Gobierno? ¿Qué pasa cuando hay gente violenta y armada en las calles?
Todos nos explicamos el mundo de distintas maneras. Hay matemáticos, economistas, cocineros, vendedores, asistentes, estudiantes, técnicos, mercadólogos, sociólogos, antropólogos, médicos, artistas y una lista infinita. Antes había algo que se llamaba cultura general, ahora hay algunos que creen ser “todólogos”. Lo triste es que pueden saber mucho de muchas cosas, pero no relacionan nada entre sí ni con el ser humano. Se validan las explicaciones simples, pero en una red humana tan grande nada es simple.
Esta semana, una amiga alemana me escribió por correo electrónico el siguiente mensaje, que publico con su permiso:
“Hoy hice una presentación sobre el uso de remote sensing (teledetección o detección remota*) en la detección de cementerios clandestinos, por supuesto usé el ejemplo de Guate y a la mayoría de la gente le pareció muy interesante el tema, pero al final hubo una chica (con piercings y tatuajes) preguntando —si resumo sus palabras— ¿por qué les cuento esto, que es muy social o político?, ¿qué tiene que ver con ciencias naturales? Aparte de que se usa la ciencia para avanzar en asuntos de la sociedad —digo yo—, que es la razón porque las ciencias existen, ¿no? Le hice un pequeño discurso sobre la relación entre muertos, masacres y acceso a recursos naturales. No le conté sobre mercados globales y responsabilidades de la comunidad internacional ni le pregunté si le gusta tomar café… Pero realmente la gente con tan corta vista y sin entendimiento sobre la interconexión entre la economía, la búsqueda científica, lo social, lo político y los recursos naturales, no sé por qué estudian algo como “gestión de recursos naturales”. En fin, tal vez para mí queda tan obvio que me cuesta aceptar que otras personas no lo ven (y que son varias las que estudian conmigo)”.
Pensé entonces en cómo nos volvemos ciegos ante lo obvio. Pareciera que el sistema y la socialización no permiten relacionarnos con los otros ni considerar sus circunstancias particulares. Quizá hemos olvidado que para que una sociedad evolucione es necesario el apoyo de todas sus partes.
En muchas partes del mundo predomina una vista corta: el individualismo. En Guatemala se han deshecho las relaciones obvias entre ciencia y política, entre economía y educación, entre cultura y desarrollo, entre calidad de vida y seguridad, entre sexualidad y salud, entre justicia y vida digna, y muchas más, hasta llegar al punto en que la ciudadanía está desligada de todas esas áreas. Cada una funciona como una isla y se obliga a creer que no se afectan unas a las otras.
Es válido interesarnos en lo que nos gusta, es válido ser selectivos. Lo que creo que no es válido es cerrarnos y negar las relaciones que deben ser obvias, cegarnos y volvernos la espalda unos a otros. No es válido obviar que nuestras acciones tienen consecuencias y que es de adultos afrontarlas.
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*Es un modo de obtener información acerca de objetos tomando y analizando datos sin que los instrumentos empleados para adquirirlos estén en contacto directo con el objeto.
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¿Quién es Diana Vásquez Reyna?