Un corazón normal siente, se enoja, se frustra, grita, llora. Siente impotencia, se ilusiona, se enamora, ama, sufre, muere.
Cuando se arriesga el empleo, la familia, las amistades… cuando te invisibilizan… cuando sientes miedo y vergüenza de ser quien eres…
Cuando te negaron bailar con “el amor de tu vida” a los 16, cuando realmente importaba bailar con “el amor de tu vida”…
Cuando a los 30 o 40 descubres la sensación de libertad, de aceptación, de que eres igual al resto del mundo, pese a que este aún no lo reconozca…
Cuando te niegan la asistencia médica, cuando bañas el cuerpo enfermo o lastimado de tu amante, cuando el amor de tu vida va muriendo poco a poco en tus brazos, cuando ves morir a tu pareja, con quien te atreviste a soñar un futuro imposible…
Cuando sobrevives, cuando te das cuenta de que tu historia la viven cada día miles de personas…
Empiezas a tartamudear, a gritar para que te escuchen. Empiezas a sentir lo que un corazón normal siente: se resigna, se indigna, se angustia… actúa para que las cosas sean diferentes.
Empiezas a hablar alto, a hablar de política, a hacer comunidad, a buscar justicia, a querer ser un ciudadano completo a quien la sociedad no le ampute los sueños ni la vida.
The Normal Heart (1985) es una obra de teatro autobiográfica del estadounidense Larry Kramer (1935). Conocí la obra por la adaptación que se hizo para televisión. El filme fue dirigido por Ryan Murphy y protagonizado por Mark Ruffalo, Matt Bomer, Taylor Kitsch, Jim Parsons, Alfred Molina y Julia Roberts.
El eslogan para promocionar la película fue “Para ganar una lucha, tienes que iniciarla”. No hay nada como iniciar el camino hacia el reconocimiento de uno mismo, el reconocimiento de nuestra realidad. Muchas de las escenas me hicieron recordar partes de mi vida y partes de otras vidas.
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¿Quién es Diana Vásquez Reyna?
