La calle siempre ha sido la mejor testigo del arte, además, es la galería donde se exponen grandes obras y donde cualquiera, sin distinción de clases, puede presenciarlas. Una de las tantas expresiones artísticas que se presentan en la calle es el grafiti, una subcultura del arte que ha estado rodeada por la violencia, las drogas y la música; sin embargo, ha permanecido desde los años sesenta y se ha expandido por todo el mundo, llevando consigo nuevos estilos y técnicas.
Los adolescentes, en su necesidad de darse a conocer, empezaron a escribir sus sobrenombres (apodos) por todas partes aunque también solían escribir mensajes dedicados a sus enemigos, una forma fácil y barata de hacer llegar la información. El estilo y la técnica para escribir tienen una nueva función para los grafiteros (escritores), pues es lo que los diferenciará de los demás. El primero en escribir su nombre por las calles de Nueva York fue Taki 183, y su verdadero nombre: Demetrius, quien vivía en la calle 183. De ahí que muchos más empezaran a copiar su estilo.
La idea en un principio era que el mensaje o el apodo se entendieran, pero con el tiempo eso ya no importó. Nuevos escritores surgieron y con ellos la caligrafía poco legible. Letras finas, alargadas y juntas portaban el nombre de Broadway Elegant. Gordas, perfiladas y coloreadas reciben el nombre de bubble letters o letras trompa. Luego surgieron los throw up o vomitados, cuyas piezas fueron espontáneas y hechas con rapidez. Los grafitis legibles muy parecidos a los rótulos publicitarios se llaman block letters y por ultimo surge el estilo wild style (del Bronx), cuya grafía es la menos legible.
Al final de los años sesenta se incorporaron las imágenes. De esa cuenta nacen las obras maestras que generan competencia entre los nuevos grupos que surgían: las pandillas. A partir de entonces se convirtieron en una forma de marcar territorio y demostrar quién es el más fuerte. El grafiti también fue difundido por la música que nacía, como el hip hop, el rap y el breakdance.
Las calles están llenas de grafitis. Este arte se convierte en una vitrina de escritores con algo que decir, con una propuesta para la sociedad que puede llegar a educarnos en esta subcultura, pero, ¿en qué momento deja de ser arte y se convierte en una simple demostración de vandalismo?
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