El teatro del absurdo es un conjunto de obras literarias protagonizadas por ciertos dramaturgos europeos y estadounidenses durante las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XX, y que, en esencia, buscan acercar al hombre a su destino final, darle una dirección al “sin-sentido” de la existencia humana por medio de lo ilógico, lo incoherente y el disparate. El teatro del absurdo pretende «encontrar la verdad en la mentira».
Los autores (Beckett, Adamov, Ionesco, Genet y demás) comenzaron a aglutinarse bajo la etiqueta de lo absurdo como una forma de acuerdo frente a la ansiedad, lo salvaje y la duda ante un universo inexplicable y recayeron en la metáfora poética como un medio de proyectar sus más íntimos estados. La creación de sus obras literarias ha marcado un hito muy importante en la historia de la humanidad.
El hombre, desde siempre ha consagrado vanamente su vida a tratar de entenderse a sí mismo y al mundo que lo rodea desde la perspectiva de la inteligencia. Se ha formulado preguntas donde toda clase de respuestas le han sido prohibidas por su condición mortal. La composición de la naturaleza y de la sociedad ha llevado al hombre a organizar el conocimiento en disciplinas y en grandes nociones que se consolidan como la base de la ciencia. Pero aun este complejo proceso le resulta inútil y demasiado tedioso, es como liberar una batalla campal contra sí mismo para encontrar la verdad que, al final, redundará en un esfuerzo absurdo, puesto que nunca encontrará una respuesta que le satisfaga completamente. El caminar del hombre en esta Tierra es una eterna tragedia: buscar constantemente algo que nunca podrá encontrar.
El camino que se le ha delegado recorrer al hombre es el de un alienado peregrino, donde las cosas suelen derrumbarse a la orilla de los caminos, ligados estrechamente a los recovecos del alma, donde el hombre pugna consigo para liberarse de la esclavitud de su propio “yo” y dejar de ser el fantoche de sus propios pensamientos y de la existencia amoladora que lo ata a la realidad caótica del ser y de las cosas. Sin ser capaz de eludir lo único que parece ser cierto: enfrentarse a su inexorable destino, la muerte.
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Interesante, Guillermo Lera, sería interesante también hablar sobre el contexto social en el que surge este tipo de teatro, como se relaciona con la posguerra… Este es un tema que me apasiona, porque siempre me ha apasionado el teatro del absurdo. También sería muy interesante hablar sobre la estética de las propuestas. A mí me fascinan Ionesco y Beckett en lo especial y ahora preparamos un montaje de teatro de una obra de Ionesco, La lección, que estaremos presentando en el Teatro de Cámara en noviembre de este año, así que no te la puedes perder.