Mis feministas favoritas


Diana Campos Ortiz_ perfil Casi literalContradictorias, dudosas o empoderadas: esas son mis feministas favoritas. Cuestionadoras, del mundo y de sí mismas. Preguntonas, intensas y radicales. Subjetivas, estudiosas o hacendosas. Ordenadas o desastrosas. Entaconadas, en chanclas, con tenis o descalzas.

Mis feministas favoritas son las mujeres que usan delantal. Las que usan pijama todo el día. Las que no usan ropa. Las que usan ropa sexy. Las que usan ropa deportiva. Las que se visten como señoritas de bien. Las que se ponen lo primero que encuentran. Las que no saben qué ponerse. Las que repiten ropa en la semana. Las que están a la moda y las que no. Las que se abrigan mucho por friolentas y las que usan shorts para enseñar pierna.

Mis feministas favoritas son las que no duermen por estar de fiesta toda la noche. Las que se quedan estudiando, o trabajando, o amamantando, o meditando, u ordenando, o leyendo, o cocinando, o conspirando. O todas las anteriores.

Las que no duermen porque tienen mucho que hacer. Y las que duermen mucho por todo lo que hacen. Las que no se levantan porque no tienen ganas. Y las que se levantan porque no les queda de otra.

Mis feministas favoritas son las que son muy valientes y saben lo que quieren, y las que no.  Las que tienen miedo y dudas. Las que no saben cómo llegaron a donde están y las que no saben cómo irse de donde están.

Mis feministas favoritas son las que se saben al dedillo las teorías y la evolución del feminismo, las de academia y doctorado con mención y las que lo han aprendido a punta de práctica: por observación, por la solidaridad, por la sororidad y por la sobrevivencia.

Las que les encanta ser ellas mismas y las que no tanto. Las que quieren ser otras u otres. Las que reconocen su camino. Mis feministas favoritas se saben contradictorias. Saben que la razón no se tiene, se negocia y se ejerce. Y a veces se pierde.

Mis feministas favoritas defienden la vida. El derecho a la vida bien vivida, no la vida por sí misma. Saben que a la vida le da sentido luchar contra las múltiples opresiones: sexuales, afectivas, laborales, económicas, espaciales, intelectuales, étnicas y territoriales.

Mis feministas favoritas andan por la vida sin disimular quiénes son: contradictorias o consecuentes. Inseguras o empoderadas. Valientes o asustadas. Amorosas o amargadas. Felices o rabiosas. Enojadas, asumidas o todas las anteriores.

Mis feministas favoritas saben que el camino del feminismo es empinado, largo y medio laberitonso; pero justo y necesario. Y, sobre todo, propio.

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