No existe persona que no le haya dedicado desvelos, cavilaciones y sueños a la muerte. Es una realidad irrefutable aunque muchas personas deseen escapar de ella. Afortunadamente llegará tarde o temprano. La inmortalidad ha de ser muy aburrida.
Intentar descifrar la muerte es como contar hasta el infinito y llegar a un final. Es absurdo temerle ya que cuando se empecina con alguien no existe escapatoria. Cada segundo nos aproxima más a ella. Enojarse con ella es normal, sus actos muchas veces carecen de comprensión y son inexplicables. Existen tantas formas posibles de morir que de cierta manera sería necesario que cada quien pudiese elegir la suya.
En muchas ocasiones me he enfadado con ella. Con los años y las muertes que me acompañan la he ido entendiendo, o lo he tratado. Ya no le temo. Hemos compartido la misma cama de hospital. La he visto deambular por mi habitación. Otras veces que la pienso siento pena por ella: se los lleva a todos y nunca se queda con nadie. También pienso que se ha de sentir extremadamente sola y angustiada por tener a los seres humanos como adversarios. Estos han tomado su papel, se dedican a realizar su trabajo, se llevan la vida, la que debería ser un ciclo. En este mundo, que es cada vez más incomprensible, hasta la muerte tiene competidores.
La muerte está presente en todos lados, quizás por ser tan incomprendida. Es personaje fundamental para la literatura, la música y la pintura. ¿En qué novela o cuento no está presente? ¿Cuántas canciones se han escrito pensándola? ¿Cuántos pintores han dejado que su pincel dibuje las líneas que van guiadas por una mano extraña? No es necesario decir su nombre, se le puede llamar de distintas maneras. Muchas veces su participación es una simple alusión a un hecho del cual es responsable.
Su adversaria o contraparte está representada como la luz, claridad, el inicio, lo bueno. No siempre es así. Muchas vidas llegan con pesos de los cuales no logran despojarse. La muerte es sombría, oscura, tenebrosa, su presencia no es perceptible. Su participación en la vida no siempre es negativa. Sería bueno cambiar esa imagen y verla como la llave que abre la puerta a la libertad. La muerte está cargada de simbolismo, no es correcto ni justo verla como malvada. Todo cuanto inicia debe acabar tarde o temprano, y para esta regla la vida no es excepción.
La muerte. Quizás cuando lleguemos a entenderla, o por lo menos a aceptarla como una realidad, dejaremos de temerle.
†